XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


108 SEGUNDOS

Sonia Lestado Matute

El primer encierro del 2022 fue el más rápido en la historia ,me contaba mi abuelo emocionado.Me gustaba escucharle cuando
me hablaba de la gran pandemia de su juventud y de los dos años que no se pudieron celebrar los San Fermines.Con esa sonrisa pícara que nunca perdía ,me hablaba de aquellas fiestas como
las mejores de su vida.
Aún guardaba las zapatillas con las que corrió delante de los toros,bastante horteras pero muy a la moda de aquella época supongo ,me enseñaba fotos de su cuadrilla bailando en la Estafeta ,y todavía se acordaba del perfume que llevaba mi abuela cuando la conoció bailando en uno de los bares de San Nicolás.Ese año se batieron todos lo récords en Pamplona ,hoteles al completo,más visitas que nunca ,y la mayor marea blanca y roja que se ha visto en ningún chupinazo.Y es que ,como decía mi abuelo,aquel año
había mucho que celebrar y poco tiempo que perder. 

DÉJÀ VU

Sonia Vidal Rico

Nadie sabe a qué huele el miedo, cómo suena su voz. No hay nada más frío, más gélido que su mirada intensa y demoledora clavándose en el surco de tu espalda.
Cierro los ojos, intento escuchar el silencio acompañado del cálido abrazo de la brisa fresca y dulce de Julio que me arropa suavemente ésta y alguna noche más.
Sin prisa estudio de nuevo el ritmo de su nocturno deambular. Memorizo sus movimientos. Dibujo en mi pensamiento su lomo salvaje y bravo, su cuerpo fibrado. Imagino sus astas tomando cada curva del recorrido, intuyo su carrera, sólo con el rumor de sus pisadas.
Pienso en mañana, castas y divinos nos saludaremos, con respeto, con el mismo movimiento de cabeza de cada mañana, con mirada nerviosa de camino a esta misma cuesta. Cantaremos juntos dos veces y volveremos al mismo sitio de siempre para lanzar en silencio el último rezo al Santo rogando serenidad, pidiendo suerte y unos metros para coger toro en nuestra cita matutina.
¡Nada sabe como esta descarga de adrenalina que te seca la boca, que te funde y atraviesa, que te bloquea y estimula a la vez, justo en el instante que te engulle la manada en tu tramo del recorrido!.
 

SÍ, ME HE ACOSTADO CON EL SANTO

Susana Teruelo Pérez

Mato a mi marido cada cuatro de julio. Es la penitencia que paga por haberme obligado a casarme ese día.

Suena el despertador y una fuerza me imanta al sueño en el que estaba. Me concentro para revivirlo y me veo contra una pared blanca con un calor extremo en mi piel. Unos rizos acarician mi cuello, una voz dulce y grave me canta los sentidos. Me miran dos esmeraldas juguetonas y no entiendo nada, a mí ni me ponen los santos, ni los báculos, ni la capa roja. Pero es tan tierno y estoy tan hinchada y me dice unas cosas y…

Amanezco plena, renovada. Sonrío plácidamente mientras me restriego desperezándome felina contra la cama.
Me giro, abro los ojos y allí está mi marido. La culpa ataca de nuevo y me defiendo.

– Lo siento cariño. Sí, me he acostado con Fermín.