XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


135 SEGUNDOS

Daniel Azon

Pamplona.
Corral de Santo Domingo.
7 de julio, ocho de la mañana.
Disparan el primer cohete.
Tiran del cerrojo.
Se abre la puerta.
Salgo en estampida.
Me siguen mis cinco hermanos.
También, seis cabestros.
Encabezo la manada.
Enfilo la cuesta de santo Domingo.
Oigo un segundo cohete.
Me encuentro con los mozos.
Momentos de tensión.
Primeras caídas.
Atravieso la plaza consistorial.
Entro en la calle Mercaderes.
Ruido ensordecedor.
Nervios a flor de piel.
Mozos de blanco y rojo.
Corren a mi alrededor.
Mucha gente mirando.
Curva de Estafeta.
Me resbalo y caigo.
Impacto contra las tablas.
Me adelantan mis hermanos.
Me quedo atrás.
Agarran mis cuernos.
Me vuelvo hacia los corredores.
Los embisto.
Volteo a un mozo.
Lo empujo hacia el vallado.
Tiran de mi cola.
Gritos y gritos.
Golpean mi testuz.
Me reincorporo.
Me adelantan los cabestros.
Alcanzo la curva de Telefónica.
Entro en el callejón.
Sorteo a algunos mozos.
Irrumpo en la plaza.
Gran ovación.
Suena un tercer cohete.
Cruzo el ruedo.
Sigo a los cabestros.
Capotes y dobladores me guían.
Llego a los chiqueros.
Se cierra la puerta.
Lanzan el cohete final.
8 horas, 2 minutos, 15 segundos.
135 segundos.
135 segundos de emoción.
 

«A GRITO DE ¡VIVA SAN FERMÍN!»

Daniel Montesinos Cuenca

En lo profundo de Pamplona, ciudad vibrante de Navarra, la celebración en honor a San Fermín desata una explosión de alegría y tradición. La Plaza del Ayuntamiento se convierte en el epicentro de las festividades, donde las peñas danzan al al son de txistus y gaitas, preservando el valor cultural de la región. El estallido del Chupinazo marca el comienzo de nueve días de júbilo desenfrenado, con calles engalanadas en rojo y blanco, símbolos de pasión y pureza festiva.

Los encierros, momento cumbre de valentía y tradición, llenan las calles adoquinadas de emoción. Toros poderosos y corredores valientes desafían al tiempo y la adrenalina en una carrera arriesgada. Es un rito ancestral muestra de valor y temple.

La festividad también abarca la fe, con una solemne procesión que recorre las calles. La suma devoción se mezcla con la alegría, honrando el legado del patrón y su influencia en la comunidad.

San Fermín, patrón de Navarra, une a las personas en un abrazo fraterno, tejiendo lazos de unidad y orgullo alrededor de su celebración. Las tradiciones arraigadas, el valor cultural y el espíritu festivo se entrelazan en una experiencia única. La fiesta deja recuerdos imborrables de días llenos de pasión y arraigo en cada corazón. 

RÉGIMEN DE VISITAS

Daniel García Rodríguez

Le costaba un esfuerzo sobrehumano, pero tenía que levantarse para llevarla al parque de la Runa. Una semana al año fue todo lo que pudo conseguir su abogado. Si además la semana coincidía con los Sanfermines, apenas la vería unos minutos al mediodía, arisca y resacosa. Quizá la juez habría sido más generosa de haber conocido el diagnóstico del oncólogo, aunque tampoco supondría mucha diferencia frente al móvil y las botellonas. Era mejor para todos guardar silencio y abandonar la lucha por retrasar lo inevitable. Aun así, en aquella ocasión las sensaciones fueron especialmente intensas: el orgullo por volver a verla tan hermosa y llena de vida, el nudo en la garganta al dejarla en las txoznas, la vergüenza al imponerle una hora de recogida por orden de su ex mujer y no poder darle más que veinte euros, la punzada en el corazón al despedirse con un beso no correspondido, el deseo de morir al quedarse solo entre la alegre multitud, la felicidad infinita al verla regresar con dos algodones gigantes y la primera sonrisa que le dedicaba como adolescente, la firme decisión de seguir luchando para vivir esas y otras muchas fiestas junto a la persona que más amaba en el mundo. 

GARRIKO Y TXAPELA

Daniela Bartolomé Moro

La pareja yacía revuelta, muy junta, a esas seis de la madrugada. Por el pasillo se oían, siseos, rumor de agitación, pasos, algo en el ambiente era electrizante. Ela, enrojeció como una amapola al recordar, entreabriendo los ojos, la fiesta anterior. Garry, a su lado, remoloneaba sin abrir aún los ojos.
Tocan, toc-toc, ambos Garry y Ela, los ojos como platos escuchan decir: – ¡vamos rápido, hay que coger el periódico! –
Ahora sí, seguros se abrazan. Ela le rodea la cabeza y besa su boca, Garry se ciñe a su cintura en abrazo envolvente e infinito, y en un alarde feliz le dice al oído: ¡Gora San Fermín!  

CORRER POR LA VIDA

Darío Piñero Díaz

Correr, sólo correr. Cómo un flechazo de alerta dice el instinto a la mente, los músculos se tensan sacando ese extra pese a estar al límite. Correr como si una carta de libertad te esperara al final del tramo, la adrenalina brota de cada poro, combustible extra a tu esfuerzo.
El tropel de cascos y cuernos a punto de embestir son más que una razón para que tus talones vuelen devorando la carrera por la vida.
Ya casi llegas, entonces te sorprende el golpe, sientes el dolor mientras tus ojos se abren, el pecho sube y baja como un fuelle y el sudor baña tu rostro que desde el suelo ve el borde de la cama en lo alto dando casi con burla la bienvenida al nuevo día.
Fiesta, tradición, hoy comienza el encierro, voy a correr aunque esta vez no será en los brazos de Morfeo, bendito sanfermines.