HERENCIA
Emma González Arribas
Regreso en avión contemplando el océano que mi bisabuelo cruzó hace un siglo en un buque de vapor. Traigo en la maleta mi ropa blanca y el pañuelo rojo que desde niño siempre me ha acompañado en todas las corridas. Jamás he escuchado el chupinazo en vivo, pero milagrosamente lo guardo en mi memoria como si así hubiera ocurrido, porque son cientos las ocasiones en las que de boca de mi padre, como este lo hiciera del suyo, he escuchado embelesado lo que ocurre en los sanfermines. Las magras con jamón y huevo frito del primer almuerzo, la imagen en procesión, las jotas, los churros en la Mañueta, los Cabezudos, los Kilikis y Zaldikos danzando por las calles… La noche del estruendo, haciendo sonar tambores, txistus o cualquier cosa que haga ruido, me decía… Y los momentos efímeros del encierro en los que la luna y el silencio, roto solo por las varas de los pastores, acompañan a los toros y cabestros mientras corren por la cuesta de Santo Domingo…
MI ÚLTIMO 6 DE JULIO
Enara Urra Albizu
Se ve diferente. Todo se ve diferente cuando sabes que se agota, como la última noche de verano que huele a ganas de más o la última frase de una novela que se queda retumbando en tu mente cuando te niegas a cerrar el libro. Todo se ve diferente cuando estás llegando al final.
Acaban de servirnos el almuerzo. La chistorra navarra y los huevos fritos conjuntan con los colores que visten hoy Pamplona; blanco puro y rojo vivo, como los guiris que vienen sin crema de sol.
Levanto la mirada y miro a mi alrededor. Todos sonríen. Ayer discutían, pero hoy sonríen, porque hoy es un día para sonreír, y sin darme cuenta me han contagiado. Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que sentí este dolor en las mejillas por sonreír con tantas ganas.
Nos ponemos en marcha, y a cada paso que doy sobre los adoquines de lo viejo siento un cosquilleo por mi cuerpo. Llegamos a la Estafeta, y el reloj que pronto llegará al final de su cuenta atrás me recuerda que el tiempo se agota, para todos, especialmente para mí; y es entonces cuando empiezo de verdad a vivir, cuando acepto que será mi último San Fermín.
MI SUEÑO
Enedina Sarmiento Sarmiento
La emoción era la dominante en aquel día. Por fin iba a poder cumplir uno de mis grandes deseos.
Sin dinero, sin posibilidad, sin recursos, pero con un amor que pertenecía a la peña Anaitasuna, y…ese es el que me llevó a la plaza de toros, en la zona de sol, entre las peñas.
El ambiente que allí se respiraba era increíble, espectacular, muy bullicioso, pero alegre, con mucha complicidad y compañerismo, acogedor, ingenioso y lleno de colorido.
En aquella alegría compartida de optimismo, risas y música, terminamos cubiertos de los garbanzos que algunos habían llevado para comer, cosa que no hizo disminuir el buen ambiente creado.
Al terminar la corrida llegaba el momento más deseado para mí: el paseíco de las peñas por esa Pamplona llena de fiesta y vida.
Y ahí estaba mi sueño: poder hacer unos maravillosos dibujos en la blancura de aquellos pamplonicas vestidos para la ocasión.
El color del vino que salía de la bota no me defraudó, creando ese momento mágico que ha quedado para siempre en mi recuerdo.
¡¡¡Viva San Fermín!!!
LA PRIMERA VEZ
Eneko Gómez Mariñelarena
Siempre hay una primera vez en sanfermines: el primer pañuelo, el primer toro de fuego, la primera barraca, los primeros fuegos artificiales.
Después de éstas, sigue habiendo primeras veces: el primer vergazo del Berrugas, el primer vermú, la primera procesión, la primera vez que te duermes esperando que llegue la hora de ir a casa después de ver a tu tíos piripi por primera vez.
Y aumenta la emoción: la primera verbena, el primer katxi, la primera pulsera de cuero, la primera peña. Y crece el riesgo: el primer encierro, el primer pedo, la primera vez que te dicen que no, el primer ligue.
Y te crees mayor: la primera vez en los toros, tu primer cumpleaños feliz, tu primer sorbete, la primera era. Pero no lo has visto todo: tu primer apartado, el primer y último baile de la alpargata, tu primer fin de semana fuera.
Y un día por primera vez llevas a alguien en los hombros a los gigantes, o vas a sombra, o a las peñas pero fuera.
Este año para mi padre será la primera vez que se prepare la merienda para los toros y para todos, la primera octava sin ti mamá.
Felices sanfermines.
GLÓBULOS ROJOS, GLÓBULOS BLANCOS
Eneritz Alberdi Irastorza
¿Qué pensaran los extraterrestres viéndonos desde el cielo? ¿Qué la ciudad está viva o qué sangra? ¿Qué está agonizando? Si saben como funciona el cuerpo humano, somos una especie de olas de glóbulos rojos, ríos de oxigeno; «¡la ciudad está viva!» -dirán. Desde otra perspectiva, a falta de pañuelos rojos y exceso de glóbulos blancos, podrían decir «¡a!¡la urbe está infectada!» Pero si observan durante varios días, concluirán «¡ha muerto!» El miércoles rojo resucitará ¿Quién reanima a Pamplona? Sin aparente ayuda externa, ¿de dónde sale tanto rojo? Mas «fue el último suspiro» firmarán.