XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


DRAMATURGOS DE VIDA

Gonzalo Prieto Barrera

Padeciente de un cáncer terminal, ansioso aguarda los sanfermines esperando que el toro que le corresponda lo mate, evitando su eutanasia. –Total canallada.-Despotrica. -Hay que contar con la iglesia, claro, como el dolor no es de ellos. Luego avisar a sanidad, esperar al cura, al sicólogo al notario y firmas por doquier…
Llegada la tarde se lanza al ruedo y llevando al toril a un rincón llorando allí le implora. -… Mátame…Será en franca lid mi muerte y nadie sospechará que negociamos la supervivencia humana por la muerte… Vamos, solo tienes que atacarme y acabaré.-Bajó la espada, desabrochó la camisa y se le acercó tanto, que su corazón palpitante rozó los agudos pitones.
Vacilante el toro escarba la arena, brama, de soslayo mira por ultima vez al indefenso suicida pero finalmente renuncia atacarlo arrancando fogosos silbidos que se incrementaron raudamente, no obstante, retrocede definitivamente y en medio de agravios y escupitajos, fue arreado incólume de la plaza y por cobarde es indultado y devuelto a los corrales y, él, desterrando su mal fingido y que fue pretexto para infestarse de valor acobardando al toro y abortarle así su muerte inexorable, fue ovacionado, indultado igualmente y devuelto a los corrales de la vida. 

SON LAS TRES DE LA MAÑANA

Gonzalo Roberto Erice

Son las tres de la mañana, y a trece mil kilómetros de Pamplona…, en casa, en la sala, en la tele, el “Encierro”. Ahí, mi abuelo y yo, de blanco, faja, boina roja. Al cuello, nuestros pañuelos de Unzué. ¡Qué elegante está el abuelo! Y yo, con mis diez años y mi gracia, siento que también lo estoy.
De pronto, ¡la emoción!.
Se llena nuestra sala con el canto de los mozos “-A San Fermín pedimos…”, el sonido del cohete, el cencerro y los cascos de los toros. Es que viene la manada, se siente el ruido, el murmullo, el ambiente. La sala es ahora La Estafeta. Miro al abuelo, su ceño fruncido y la mirada penetrante. Siente que corre entre mozos, toros y cabestros, “ – mira, mira” me dice. Yo miro la pantalla, hasta creo verlo a él, fervoroso entre los toros y los mozos.
Cuando entra la manada a la Plaza, ya el abuelo en su sillón, de la corrida descansa.
Me acerco y lo abrazo
“- ¡Qué emocionante, abuelo! Y dime, ¿Has corrido tú los Encierros?“
“- Sí, que lo hice, mi niña. Y prométeme que tú, sostendrás la navarra tradición de correr en los Encierros”.
 

MIRADAS QUE NO SÓLO MIRAN

Gorka Lizaso Pérez

Las 07:37. Aún no había llegado a la Plaza del Castillo cuando se cruzaron nuestras miradas por primera vez. Esos ojos verdes me habían cegado por completo, pero esa mirada se había perdido entre la multitud.

Miré el reloj para comprobar si me daba tiempo a tomarme algo antes de que comenzara el encierro. Las 07:45. Apuré el café de un sorbo y saqué la cartera para pagar.

– Ay campeón, parece que se te han adelantado… Te invitó una chica de ojos verdes.

Salí corriendo del bar, pero fuera no había nadie. El encierro aún no había comenzado, menos mal. Las 07:58.

Y mientras estaba intentando hacerme un hueco en una de las vallas para ver el espectáculo…

– Hola.

¿Estaba soñando? ¡Era ella! Y de nuevo, su verde mirada.

– Las miradas no sólo miran, también hablan.

¿Cómo?

Al acabar el encierro, todo el mundo había desaparecido. ¿Había sido todo sido un sueño? Las 08:19. De repente, vi que tenía un papel metido en el bolsillo:

«Mis ojos no son verdes, uso lentillas. Como te dije, con la mirada, además de mirar, puedes hablar. Pero también puedes hacer que la primera impresión siempre sea del color que te apetezca». 

BEGI TXIKIETATIK GAURKOAN

Gotzon Plaza Jaio

Begi txikietatik ikusita denak dira erraldoiak. Baina, ai ene, benetazko erraldoiak iristear dira! Buruen gainetik zazpi urteko Leirek Toko-toko eta Brauliaren bisaia finkoak begiztatu ditu. Dardar hotsean ditu belaunak!
Aitaren eskua estutzen du indartsu. Buru txikia ezkerrera biratu eta Xabiren aurpegi urduriarekin tupust egin du. Jakina, Xabik zortzi urte ditu eta ez da hain erraz ikaratzen. Baina hain gertu dira erraldoiak!
Xabik amaren oharra du gogoan eta buruhandiak noiz ageriko diren irrikitan zaintzen du nagusiek umeentzak uzten dituzten espazio urrietatik. Zaldikoak eta kilikiak, guraso eta txikien korrikaldiak, dena da gaurkoan mugimendua eta aztoramendua!
Uztaileko desorden ordenatu hartan, elurra hiriaz jabetu dela iruditu zaio Leireri: alkandorak, zeru urdinean diren kotoizko hodeiak, goizeko argi zuria ere. Takoneratik zehar denboraren erlojua erraturik izango al da? Edo galdurik hiriko izkina zaharretan?
Jendetzaren artean Leire eta Xabi bezalako umeen txilioak eta nagusien barre urduriak nahasika ari dira.
–Dena dago gaur nahastuta –otu zaio Leireri eta Xabiren gerriko gorria begiztatu du.
Xabik zaldikoen trostak miresten ditu eta hurbiltzear diren kilikiak seinalatzen dizkio aldameneko lagunari.
–Begira, begira! –eta Leireren lepoan zapi gorriaren hegalaldia ikusi du zeiharka.
Kilimak nagusi dira umeen tripetan, eta helduek ere antzerako emozioak bizi dituzte. Danba! Caravinagrek puxika kolpea eman dio aitari. Baina denak dira gaurkoan pozik barrezka.
 

LA VENGANZA DEL ALMA

Gracia Aguilar Madrona

Me vi envuelta en una circunstancia que jamás imaginé podría vivir. Nunca creí que la venganza se apoderaría de mi de forma tan cruel y tan enfermiza.Todavía recuerdo el día que fuí a ver a mihijo a la carcel, en aquellas galerías donde el sonido de mis pasos se oía como en la mejor acústica de cualquier teatro. Tuve la sensación de estar constantemente observada por los demás reclusos. Mi hijo no debía estar allí, no había hecho nada y sin embargo todas las acusaciones iban contra él. Ni rastro de los que lo acompañaban aquella fatídica noche. Acaso no interesaba que sus nombres salieran impresos en todos los periódicos del pais. Quizás pesaban demasiado sus apellidos y seguramente no habría penas para ellos. Para mi hijo sí, porque no podía parapetarse en nada importante para los que estaban convencidos que eso podía convertírlo en un chivo expiatorio. Que la justicia caería inexorablemente sobre él sin que el mundo lo lamentara. Lo tuve siendo una adolescente y aún conservaba mis rasgos de mujer joven por eso cuando me cité con ellos a través de aquella red de citas no podrían ni imaginar que aquel encuentro íntimo sería el último que tendrían en este mundo.