HOLLYWOOD
Gustavo Duc
HOLLYWOOD Joe Bertoldi aparece en la puerta de una pequeña cantina. Abre su sobretodo y saca la temible ametralladora con el tambor redondo. Dispara a una mesa donde están Paolo Dimagio con tres de sus secuaces. Paolo recibe cuatro tiros a la altura del pecho, los otros tres terminan destrozados por los balazos. Uno, con su último aliento, dispara a la cabeza del agresor. Debido al impacto, Joe suelta una ráfaga sobre el bar matando al cantinero. Varias botellas explotan derramando su contenido. Finalmente cae muerto. El director sentado en la silla plegable grita: – ¡Corten! – Mientras mira, sonriendo, hacia un costado donde está el especialista en efectos especiales. – ¡Buenísimo, salió perfecto! Listo, terminamos por hoy. En el set, ninguno de los actores se mueve. Un asistente se acerca a uno de ellos, lo sacude, le busca el pulso. – Está muerto – Mirando al director Se acerca un ayudante y se agacha frente a un cuerpo y luego a otro. – ¡Están todos muertos, la sangre es real! Se escucha una carcajada demencial. Es el especialista de efectos especiales.
VIDA
Gustavo Adolfo Casañ Nuñez
Nunca he ido a una corrida. Soy vegetariano por convicción y no disfruto del sufrimiento de nadie. Y todos los años voy a los Sanfermines. A mis fiestas, dónde me emborraché por primera vez, dónde conocí a mis amigos.
Me muevo entre los turistas con la paciencia infinita del que ya lo ha visto todo. Guiris borrachos, jovencitos con los ojos como platos, intentando no perderse nada. Yo busco a mis amigos. No debería encontrarlos entre miles de personas vestidas de blanco y rojo, pero nos conocemos. Somos tan parte de esta ciudad como el santo o Estafeta. Sé que dirán, que beberán, y cómo nos abrazaremos al reencontrarnos.
Juan me habla de su trabajo en el ayuntamiento, de vivir en Muruarte, por los precios. No preguntamos por su ex-mujer o sus hijos.
Pedro está entusiasmado por su nuevo negocio, lleno de esperanzas, y no habla de los antiguos.
Ana tiene un nuevo tatuaje y tardamos un rato en darnos cuenta de que el Aitor del que habla no es el del 2019.
Yo les hablo de Madrid y del cemento.
No somos perfectos, excepto por estos pocos días de julio que volvemos a ser jóvenes y entusiastas y el santo nos bendice.
INVESTIGACIÓN DE CAMPO
Hernando Aiel Castillo Díaz
El concejo fue contundente: debes ir a la tierra a investigar esa fiesta. ¡Por fin! Llevaba años estudiando a esos terrícolas locos.
Mis informes eran claros: Es muy difícil (¿imposible?) encontrar a tantos humanos haciendo cosas tan extrañas, en tan poco tiempo (solo 9 días solares) y en un espacio tan pequeño (esa ciudad llamada Pamplona). Estudio de campo obligado.
Llegué el siete de julio a las nueve de la mañana, hora local. No era mi primera expedición a la tierra.
De blanco con pañuelo rojo y disfraz de humano me mimeticé en la muchedumbre. Almorcé con una cuadrilla. El nivel alcohólico era alto. No parábamos de reír. Desconozco cómo llegué al centro de la Plaza del Ayuntamiento. Líquidos volando, pelotas gigantes, cánticos, estruendos, aplausos, instrumentos musicales y empujones.
Admito que mi bitácora de viaje empieza a ser errática en este punto. Procesiones, música, toros por la calle, toros en una plaza, mesas en la calle y Kalimotxo, mucho Kalimotxo.
Vinieron a recogerme el día quince de julio. No sé ni cómo llegué al punto de extracción.
El concejo no está nada contento con mi informe pero todos sus miembros se han apuntado para ir a los Sanfermines en persona el año que viene.
INSTINTO Y AUDACIA DEL ENCIERRO
Herwig Lindhorst Fernández
Instinto y audacia se desafían a muerte en 850 metros de recorrido.
Dotados con más de 500 kilos de recio vigor bravío, arremeten los cornalónes, cuadrúpedos con formidable musculatura, torneados y esculpidos con sigilo por la irreprimible naturaleza, instinto y nervios acrisolados al resguardo de la intemperie, las llanuras templadas de España.
El chupinazo se eleva cantando en el viento, San Fermín festeja en julio, ha llegado la hora de liberar la pasión, de desatar las penurias anudadas en el cuerpo.
No pienso, mi corazón palpita desbocado, corro, corro exaltado de fervor y miedo delante de los toros, abriéndome paso entre las multitudes, estirando el brazo hasta acariciar sus lomos, es mi desafío personal, el rito que me elijo, la propuesta de un acto con el mérito suficiente para reafirmar un año promisorio, la dichosa conjunción de virilidad, salud y abundancia.
Supero la meta, al ritmo de mi respiración bailo en la calle, llena de intensidad mi mirada vuela hacia lo alto, ebulle la vida con el asombro y lujuria de los mejores momentos, fusión de una estrella fugaz con el corazón palpitante, se han roto todos los reparos y cadenas.
San Fermín festeja en julio.
NO LO PIERDAS
Horacio Pedro Villegas Flores
Mis amigos y yo estábamos muy exaltados la primera vez que participábamos en el encierro de las fiestas de San Fermín, fue el sonido de las campanas lo que nos indicó que los toros se acercaban, recuerdo que mi corazón agitado hizo que mis piernas dieran todo lo que tenían.
Mientras corría me puse a pensar que aún me faltaba varias cosas por vivir, pero lo que mas me faltaba era encontrar a esa persona especial que compartiese conmigo estos momentos conmigo.
Corrimos frente a los toros por un buen tramo, la aglomeración de la gente provoco mi caiga, por suerte los toros y mis amigos siguieron adelante, me preocupaba que algún toro rezagado me agarrase mientras intentaba pararme, pero deje de pensar en eso cuando vi a una mujer que compartía mi fortuna, con su rostro aun pegado en el suelo me sonrió.
Le devolví la sonrisa y sin decir palabra alguna nos ayudamos, al estar parados y aun en silencio nuestras manos se juntaron, entrelazamos los dedos, corrimos y llegamos a la plaza de los toros.
Desde esa fecha cada año corremos juntos, pero este año será especial, porque planeo proponerle matrimonio en medio de la plaza, espero no perder el anillo.