LOS CHUPETES
Luis Elía Iranzu
Pasadas las doce del día catorce, los Sanfermines inician su recta final. Por Calceteros, gaitas y gigantes bailaban y sonaban a compás. Una multitud de niños seguía con sus madres el lento caminar. A un tiempo callan las gaitas y comienza el llanto de los chiquillos. Se inicia un desfile eterno hasta dejar sus chupetes en las manos de los gigantes. Estos desaparecen bajo las faldas de las figuras de cartón, mientras los lloros arrecian hasta confundirse, más tarde, con las risas del triunfo. Se van los gigantes, termina su fiesta y los niños de blanco y rojo comienzan a crecer.
El txirimiri.
Entre ruidos y polvo
los Sanfermines.
¡QUE VIENE, QUE VIENE!
Luis Landa El Busto
Todo el año estamos esperando para disfrutar de unas fiestas sin igual. Los pamploneses, deseosos de cumplir el programa, pero no solo nosotros, sino también tantos y tantos simpatizantes, que se abrochan el pañuelo al cuello y saltan, brincan y expresan su alegría compartiendo sus sentimientos.
Porque los Sanfermines son hermandad, fraternidad y compartir la fiesta en la calle. La calle es nuestra. No existen forasteros, no existen extraños, no son guiris. Todos tenemos un único fin: participar en la procesión, la misa, los gigantes, la tómbola, baile de la alpargata, peñas, encierro y corridas de toros.
Los eventos son fiesta, culto y tradición, son iglesias, museos, jardines, universidades. Son cultura, investigación e interés por todo lo que rodea la capital del reyno. La vieja ciudad romana, donde el “togado de Pompelo” representa a nuestros ancestros, llama a la diversión y a la cultura. Porque San Fermín vive durante todo el año. Allí, en la capilla nos anima a que no le perdamos de vista, a que le hagamos algunas “visiticas” para que nos eche su capote en los avatares del día a día.
¡Que viene, que viene! Viene la fiesta, viene el toro, viene el turismo a Pamplona.
URGENCIAS
Luis Uriarte Montero
Después de la carrera delante de los astados, resbalé en una curva y quedé inconsciente, las asistencias me llevaron a la unidad de curas, allí, recobré el conocimiento y mientras me limpiaban unas raspaduras, el facultativo me dijo que un día como hoy años atrás, llegó a urgencias un niño muy grave, había sido atropellado, cuando intentaba hacer algo, una lágrima cayó de su ojo derecho y falleció delante de mí; durante todo el día estuve pensando en ello y en lo aciago del destino humano.
PASIONES Y DESPERTARES
Luis José Mata
Se desnudó y se fue a disfrutar de los rayos del sol y de los toros bravos en las calles de Pamplona. Esos toros la seguirían con inmenso deseo de embestir. Ojeaba a su alrededor y de repente su atención se desvió cuando notó a lo lejos la presencia de un cabezudo, un personaje cómico y grotesco, que perseguía a unos niños en dirección a la plaza. Momentos después, una sensación de peligro invadió su ser al percatarse de los cuernos de un animal acercándose amenazadoramente y a punto de engancharla. Pensó o mejor dicho rogó que no sucediera. Pero en breves instantes comenzó un nudo de sufrimiento: su padre aparecía con una tela roja y la seguía para defenderla del toro. «¡Ayuda!», gritó ella. Entonces, creyó que la tela roja caía en su cara. Sintió que su respiración se detenía y sus ojos se cerraban más. Un segundo más tarde sucedió algo inesperado, sus ojos vieron el cielo brillante y brincó al suelo desde la cama, completamente vestida.
A TITTLE OF TRUTH
Luisa Fernanda Rodríguez Lara
He is a noble of very lofty carriage, black hair, swarthy complexion, piercing eye, and scars on his temples.
Just five minutes from the bullring, in San Nicolás street, a bar is packed with old anchor-clankers of life sharing adventures. There he is, sheltered in silence, vermouth requested to cure depression and anxiety, abstract ideas for the people around.
It’s time to dust themselves off and start fresh this season to heal delusions and comply with the people of Sanfermines’ actual fever.
Both of them have covered a lot of ground to be here and now. While in herds, they had gone mad. It’s time to recover their senses slowly on pasture or fritters.
“I just need to rack out for a few hours, and I’ll feel like new!”, deep inside they feel their strings of tensions waiting to be struck, like the band that will remain in the hallway of the City Council to render the Biribilketa de Gainza together with a group of txistularis.
The Fiesta is all gates and opportunities for those that may cry their eyes out. Unaware of the compulsion to assist one another, they will come out, crusading knights, acquitted like a unique Minotaur emerged from the sea.