EL CLAVEL
Nieves Contreras Vera
Apenas disponía de tiempo cuándo me di cuenta que no estaba el clavel. Cómo loca revolví la casa entera y en la desesperacción escuché a mi nieta preguntarme, que era lo qué buscaba. Para mi sorpresa lo tenia ella. Ya bestida de chulapa se lo había colocado como una flamenca. Me aproxime y con gran ternura le expliqué donde debía ir el clavel. La emoción de sus ojos al verse tan guapa, sus labios de carmín rojo, a juego con los lazos y los lunares …, estábamos preparadas para ir a la Pradera. Pero antes de marchar le dije: – Una chulapa camina recta y con gracia, sonríe orgullosa de ser castiza y aunque no te he puesto el mantón por ser tan pequeñina, ponte en posicción de jarra y pisa fuerte.
Paseamos por los Madriles, abuela y nieta juntas, nos paramos a comprar un barquillo. Un piropo ¡GUAPAS! de un chulapo con gracia, pues éramos las más chulas, de todo San Isidro.
Ojalá algún día sea ella la que le enseñe a su nieta, lo importante y hermoso que es no perder nuestras fiestas.
ESTE AÑO SÍ
Nieves Vizcay Cruchaga
Me pilláis repasando el programa sanferminero . Me gusta organizar mis salidas con tiempo y no perderme nada. Conozco mas gente así, incluso crean sus hojas excell sanfermineras que van consultando cada poco.
Yo llevo lustros intentando cumplir con esta programación de la que solo he conseguido asistir a un puñado de actos, pero este año será diferente. Me acompañará mi querida Alexa. Ella no es tan influenciable. Estoy casi segura de que cuando yo me deje seducir por cualquier suceso insignificante pero profundamente emotivo de la calle su susurro me guiará. ¿Seré por fin capaz de cumplir mi agenda? Será una notición comparecer por fin a las citas con amigos, familia y colegas del tendido.
Con entusiasmo explico a mi asistente la rutina de las fiestas. Ella, cual guiri, refleja con monosílabos los hitos de mi rosa de los vientos. “Chupinazo 12:00, encierro 8:00, Comparsa 09:30, procesión 10:00 y en pocos segundos recita la lista completa.
Este año sí que completaré el tour festivo. No importa si me entretengo con las ocurrencias de los mozos o me detengo a saludar efusivamente a los vecinos que ignoro el resto del año, Alexa estará ahí para ayudarme.
AYÚDAME, FERMÍN
Noelia Gorbea Garnica
Jo Fermín. Ahora que te veo pasar, te lo tengo que contar. Pero guárdame el secreto. Aunque sé que lo harás, como cada vez que nos encontramos. Casi siempre en tu casa, en esa calle Mayor que hace tiempo te pertenece. Pero que nos desviamos y no es momento. Me he enamorado, Fermín. No he podido evitarlo. Con ese rojo de sus labios y el blanco de su mirada, he claudicado. Y mira que lo dije, y lo repetí. No te dejes. Si le ves, corre como si no hubiera un mañana, sin mirar atrás. O bueno, quizá ligeramente. No vaya a ser que te arrolle. Como los toros por Estafeta. Encierros de par de mañana, con pijama, desayuno y esa tensión que me invade frente al mando del televisor. Pero nada, no lo he conseguido. Imposible. Me he enamorado, Fermín. Loca e irremediablemente. Fue pasar junto a él mientras iba en tu busca, como cada 7 de julio sin excepción, y darme cuenta de que se acabó la vuelta atrás. Por eso necesito que me ayudes Fermín… o bueno, como a ti te gusta, San Fermín. Sabes que confío en ti. Ayúdame. He decidido arriesgarme. Una, dos y… «Mamáaa, ¿me compras a Coletas?»
SAN FERMÍN, “NUESTRA” FIESTA
Noelia Gómez Martos
Paseo Sarasate, tirando de mi mano, buscando los compases de la música que ameniza a Cabezudos y Gigantes. Extraño pasacalles, lleno de niños con pañuelos rojos, que huyen y ríen de Kilikis y Zaldikos. Tú bailas al son de las gaitas, disfrutas del baile de los Gigantes, imitando sus vueltas imposibles. Bajar a “Corralillos”, ver a los toros que ignoran su suerte y a ti, que contemplas por primera vez su nobleza y belleza. Subir a “lo Viejo”, recorrer la cuesta de Santo Domingo, ajenas las dos a los que van, vienen o se quedan, buscando esta vez los juegos en la Taconera.
Ni una caseta, farolillo o volante me digo, para mí todo es nuevo. Te sigo, tú me guías, esta es tu fiesta, toda de blanco, con tu pañuelico rojo. Y en una peña de dos, organizamos un almuerzo de talos con chistorras, recuperamos fuerzas y a seguir. Paseo entre puestos, en cada rincón una sorpresa; un concierto, un baile, y mamá vamos a las Barracas. Un 8 de julio que se termina, atardece comiendo un helado. De vuelta, mamá me encanta San Fermín… Y a mí, mi pequeña navarrica, si quieres está será siempre nuestra fiesta.
A SAN FERMIN VENIMOS
Noemi Ponton Hidalgo
Primer día de encierros de nuestra fiesta grande. No son las siete y media de la mañana aún y ya estamos colocados a los pies de nuestro patrón. Todos vestimos de blanco. Nuestras ropas lucen tan puras que podrían hacer destellos entre el público. Lo único de color es el pañuelo y las deportivas que llevamos cada uno; en mi caso también son blancas. Me traen suerte. Los asistentes respetamos nuestros puestos. Nos conocemos la mayoría, aunque siempre hay alguien nuevo: Turistas que se quieren hacer el selfie cantando al santo.
Durante tres veces los mozos zarandearemos los periódicos del día que hemos adquirido de camino al recorrido ante nuestro patrón. Guardamos silencio. Nos hemos saludado antes de llegar al lugar de la estatuilla. Es la tradición impuesta durante años. Ahora somos nosotros y San Fermín, nuestros ruegos, nuestras oraciones para que todo vaya bien en el encierro y durante el año próximo en nuestras vidas y de familiares.
Avanzan las agujas del reloj, es la hora. Nos colocamos frente al santo y comenzamos el cántico que nos da la seguridad de sentirnos protegidos:
¡A San Fermín venimos por ser nuestro Patrón,
nos guíe en el encierro dándonos Su Bendición!
—¡A por ello, chicos!