EGUZKILORE
Tamara García Copado
June y yo coincidimos en una excursión en El Valle de Ordesa. Íbamos caminando unas siete personas, haciendo una ruta entre sendas llenas de encanto, cuando vimos una edelweiss, o también conocida como flor de las nieves.
—Están protegidas— dijo ella— y me recuerda, no sé por qué, al eguzkilore.
—Suena vasco, ¿de dónde eres?
—De Pamplona.
—Y eso suena a San Fermín.
—Las mejores fiestas del universo.
—¿Te puedes creer que nunca he ido? Me he recorrido las Fallas de Valencia, la Feria de Abril en Sevilla, he estado en el Carnaval de Cádiz… Pero esta fiesta se me ha resistido.
—Pues ya no tienes excusa.
Me quedé pálido. Tan solo habían pasado unas cuatro horas desde que nos habíamos conocido, pero me dio la sensación de que nos conocíamos de siempre.
—Anda, no me mires así, y vente. Ven a Pamplona.
En realidad, después de eso no me insistió mucho más. Antes del chupinazo ya había ido cuatro veces a verla y me había contado lo mejor de San Fermín, que es inevitable no beber kalimotxo y que me convertiría en uno más de su pandilla de amigos. Ah, y pude ver un eguzkilore de cerca.
UNA CARRERA DE VERDAD
Teresa Agorreta Fernandez
El 6 de julio de 2023 , en el recinto ferial de la Runa se oye esta cantinela en la atracción de los camellos: «los de adelante van primeros , los de atrás se quedarán», «el número 3 va primero, le pasa el número 6». Y así sucesivamente a lo largo de la noche. De madrugada, cuando los camellos terminan sus últimas carreras , se oye a los camellos hablar: «¡ ya estamos hartos de tanta carrerita!», «lo que queremos es una carrera de verdad, como nuestros vecinos del corralillo del Gas». Queremos ver al santo en su hornacina de Santo Domingo y avanzar hacia la plaza del Ayuntamiento, y ¡Cuidado!, procurar no caerse en la curva de Mercaderes para enfilar con fuerza la calle Estafeta y evitar el montón del Callejón y entrar triunfantes en la Plaza de toros.
Esa noche urdieron un plan, se dieron a la fuga y fueron a los corralillos, y amparados por la oscuridad de la noche abrieron las puertas y liberaron a los 6 toros bravos y ocuparon su lugar.
El 7 de julio de 2023 , una imponente manada de camellos salió en el primer encierro. La noticia corrió se difundió por el mundo entero.
FERMÍN DE POMPAELO
Tetyana Kysil
El obispo Fermín contempla su ciudad, cuando el sol ya empieza teñir de oro bruñido los tejados de Pompaelo y sus calles estrechas se llenan del bullicio festivo.
A Fermín le agradan las ferias. Cuando era un muchacho, se mezclaba con los vendedores, juglares errantes y gente, venida de Hispania y Aquitania. Su padre, el gobernador, no lo aprobaba. Y para frenar el ímpetu de su vástago, lo puso bajo la tutela del presbítero Honesto, que lo envió a Tolosa en Occitania para completar la formación. Cuando la fe cristiana lo llamó, Fermín solicitó que lo ordenasen sacerdote.
No sin dolor recuerda aquella época. Desde la muerte de Cristo los cristianos no eran extraños en este mundo, pero los credos paganos todavía oscurecían las almas de los no creyentes.
Hace unos cinco años regresó a su querida Pompaelo, ya como el obispo, para continuar con la obra de Dios. Hasta hoy.
Mañana, después de maitines, Fermín de nuevo emprenderá el camino a las Galias. De ciudad en ciudad, convertirá a miles de personas. La fe crecerá y con ella, el miedo. Por esto los prefectos romanos lo querrán muerto. Y bajo el manto de la noche, de su cuello brotará un pañuelo carmesí.
COMO EN CASA
Thibaut Bertrand
Te conocí hace un año, un 6 de Julio. No fue amor a primera vista, llevaba solo unos meses en Pamplona y todavía me faltaban muchas costumbres por entender. Saltando juntos al ritmo de una charanga, nos dimos cuenta de que algo pasaba entre tú y yo. Luego vinieron las idas y vueltas por estafeta, los pasos tambaleantes sobre los adoquines mojados de la calle comedias y las manchas de vino terminaron de quitarnos el esplendor que tanto nos hubiera gustado mantener.
Aquellos San Fermines tenían que marcar el principio de una aventura conjunta apasionante, pero llegó el 14 de Julio y, pobre de mí, te aparté de mi vida.
Hoy acudo a ti otra vez y tú, sin rencor alguno, has respondido. Quizás te haya sorprendido mi cara al volver a verte, tienes que entender que la memoria es juguetona. Te recordaba más alegre, menos arrugado, más suave tal vez. Empiezo a arrepentirme de estar contigo de nuevo, hasta que nos alcanza la vibración contagiosa de un helicón cercano. Mis piernas se mueven solas, mis brazos se alzan inexorablemente hacia el ayuntamiento y qué quieres que te diga, querido pañuelo rojo…Gracias a ti, vuelvo a sentirme como en casa.
FAMOSO
Thierry Gallega Lacasta
Dos minutos, tal vez tres, ese es el tiempo que me habéis dado para mostraros quién soy. No defraudaré. Más tarde hablaréis de mí, escribiréis sobre mí, los abuelos contarán mi historia a sus nietos junto al fuego. Lo Juro.
Mis zuecos resbalan en el pavimento. ¿Qué ha sido de mi querida y dulce hierba? Me rodean marionetas agitadas. Me gritan, me tocan, me enseñan el periódico. No se molesten, no leo el humano.
Giro a la izquierda, luego a la derecha, acelero. Resbalo, pero no me caigo. Bramo. Los impresiono, lo sé, puedo sentirlo, es mi naturaleza impresionar. Caen delante de mí. No soy como ellos, no quiero hacerles daño, los evito. ¿Ven en mis ojos la misma esperanza que veo en los suyos? Lo dudo, son humanos, sus esperanzas son otras y extrañas.
La plaza de toros. Entro el primero, me aclaman. Piso la fatal arena querida, todavía suave y limpia.
Dicen que de un encierro de San Fermín no se vuelve. Pero no tengo miedo, un toro no conoce el miedo, lo da.
Dos minutos, tal vez tres, estoy en vuestras memorias para siempre. Y si por si acaso os preguntan: Me llamo FAMOSO, el más bravo de los toros.