HISTORIA DE MIS CICATRICES 2.0
Esteban Torres Sagra
Ésta me la hice en dos mil cuatro, contra una talanquera; ¡ah!, y esta otra, que parece un ciempiés, es un recuerdo para siempre de Estafeta, con quince puntos de saldo. ¿La de la espalda?, la recuerdo como si me la hubiese producido ayer: un jandilla me pisó cuando me arrojé al suelo por Santo Domingo y me partió tres costillas con afección pulmonar. ¿La del estómago? ocho de julio de dos mil siete, un toro burraco me empitonó al intentar esquivarlo, nueve días en la UCI y diez en planta…
Es mi manera de impresionar a las extranjeras guapas, que alucinan con las historias de mis cicatrices -así logro, en un primer contacto, que me rocen con sus dedos mojados en vino las costuras de la piel- historias que adorno con todo lujo de detalles con mi fantasía sanferminera, aunque yo en realidad nunca he corrido ni un solo encierro. Todo se lo debo al ciclismo: cuando llega febrero, para que me dé tiempo a recuperarme, me lanzo a tumba abierta desde el Mirador de Extauri, cierro los ojos en la primera curva y me encomiendo al santo mientras entono: “¡A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón…!”
14 DE JULIO
Esther Martínez Irure
Aquí estamos un año más. Él está a mi lado.
Puedo ver la emoción en sus ojos grises . Yo sé cuánto la hecha de menos. Sus manos que tanto han trabajado, sujetan esta noche temblando la típica vela encendida del pobre de mí.
A nuestro lado hay grupos de jóvenes,familias con niños en los hombros y luego está él.
Hay tanta emoción en su cara, que hace que el corazón casi se me salga del pecho. Sé perfectamente lo que está pensando,en quién está pensando. Le miro de reojo y una lágrima resbala por su mejilla.
Yo sé que llora por ella.
Hoy no puede acompañarnos con su vestido blanco y sus labios rojos.
Pero siempre estará presente en nuestros corazones,en este momento en el que despedimos las fiestas. En cada noche de 14 de Julio cómo a ella le gustaba estaremos aquí. Escuchando los cánticos de los mozos,sintiendo los pelos de punta al dar las doce,levantando el pañuelo con las dos manos con ganas de más.
Viniendo con tanto amor a Pamplona como ella nos enseñó.
Ayer no sabía qué hacer,hoy antes de irme,ya he decidido volver. Siempre habrá un hueco en mi corazón,para esta ciudad que ella tanto amó.
SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
Esther Imízcoz Campos
Pedro echó un vistazo al viejo tablón por el que desfilaban, de mano en mano, platos con huevos, jamón, chistorra y otras deliciosas viandas. A esa festiva danza se sumaban los vasos, que subían y bajaban sin cesar, desbordando vino y cerveza. Flanqueando el escenario de tan alegre función, los rostros sonrientes de toda la vida. Era como si no hubiese pasado el tiempo y nadie había querido perderse el espectáculo.
Sin embargo, el asiento vacío al fondo de la mesa le atizó un golpe en el estómago. Aquella banqueta esperaba a alguien que ya nunca volvería a almorzar un 6 de julio. Una ausencia que, como muchas otras causadas por la pandemia, tornaría más amargos los tragos y vacíos los abrazos de aquellos Sanfermines.
De pronto, Josean le agarró del codo.
-Dondequiera que esté, está brindando. -Susurró.
Y alzó la copa al cielo mientras guiñaba un ojo. Pedro y los demás lo imitaron con la mirada vidriosa pero la sonrisa franca.
-Va por ti, amigo. ¡Viva San Fermín!