A SAN FERMÍN PEDIMOS …
Alberto Sierra San-miguel
Hay que ver la que me liaste, y ni se te ocurra decir que lo sientes. Qué vas a sentir tú, como si fueses el único escritor que conociese. Sois todos iguales. Mucho rollo con que escribís para divertiros. ¡Ja! Fama, buscáis fama.
Claro que me gustó, ¡me encantó!, pero ¿cómo imaginar que tendría tanto éxito? Nadie sabía quién eras. ¿Qué habías escrito hasta entonces? una novelita y un par de cuentos, no más.
¡Un genio en ciernes! Qué modesto eres. Habría que haberte visto, medio borracho que andabas todo el día, si no te hubiese alcanzado la inspiración que te mandó quien yo me sé.
Sí, ya sé que estabas de “Fiesta”. Como si eso fuese una novedad.
Vale, no seré yo quién te niegue que hay que aprovechar cuando se puede, pero lo tuyo era un no parar.
En fin, dejémoslo estar, ahora no puedo discutir más.
¡Basta! No me distraigas, que ya están abriendo el corral y, siendo sábado, está el recorrido como está. Me faltan ojos y manos. Ya he perdido la cuenta de los años que llevo sin disfrutar de una buena carrera, con lo que me gusta ver los encierros, y todo por tu puñetero libro.
LA TRISTE HISTORIA DE FERMÍN, UN PROFESOR DE LENGUAS NAVARRO
Alberto Sáez Serrano
(SAN) FERMÍN Y EL (VERBO) SER – LA (TRISTE) HISTORIA DE UN PROFESOR DE LENGUAS (NAVARRO) EN UN DIÁLOGO CON LEY MI TAMBIÉN NAVARRA AMIGA
-Claro…, yo les digo a mis alumnos que el verbo ser no significa nada (*) ¡y me echan! (Fermín)
-¡No me extraña! (Leyre)
-Soy un filántropo, héroe académico, kamikaze de la gramática y la semántica… no me importa que mis alumnos se enfaden conmigo, con tal de decirles la verdad… el verbo ser no significa nada. (Fermín)
-Eres… San… Fermín. (Leyre)
Fermín
Profesor de lenguas
Navarra
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(*)Si yo digo “yo soy Fermín”, entre (a) yo y (b) Fermín, no hay nada. El verbo ser no significa nada.
MI NUEVA CASA.
Alberto Eransus Antoñanzas
Mira que sois unos pelmazos. Todos los días con la misma cantinela: que si han sido dos años de penuria, que los bares necesitan a ptv, güiris y demás. Lo que sucede es que tenéis ganas de juerga. Eso es. Sois unos juerguistas de campeonato.
Una ya no está para esos trotes. Estoy exenta. No me vais a convencer. El tiempo, mi tiempo, transcurre tan callando, sin cobrar facturas ni molestar. ¡ Y un pimiento del Roche y un huevo del Río! Ya me perdonarán. Una se vuelve una descocada con los años.
¡Anda! ¿ Y esa tarta a cuento de qué? ¿Por los cien años, de quién? Juraría que no he llegado a esos años. ¡Ah, que también es el de la plaza de toros! Madre mía, no me aclaro. Ésta cabeza mía cada día mas vaga.
Hace un tiempo que me mudé de mi casa a La Casa. Sí, la mía y la de muchos más. ¿Que cómo se llama? Hoy estas un poco densa, amiga mía. Tu también vives en ella. Es la Casa de la Misericordia. Aquí se está de lujo.
¿Dos cientos cuántos son?
Seguro que queda menos para ser inmortales.
Brinda conmigo:
¡Por muchos más años de sanfermines!