XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


INDIFERENCIA

Gisella Vanesa Saldeña

El calor del 8 de julio ardía en Pamplona. Hacía años que no participaba del encierro. Las fiestas de San Fermín estaban más concurridas que nunca pero de pronto te vi entre la multitud. Ibas muy liviano con tu sonrisa de siempre, trece años no te habían hecho nada. Me paralicé por dentro pero fui donde estabas, corrí al lado tuyo y en un impulso empecé a decirte que te extrañaba, que no he parado de pensar en vos desde hace una década, que cada día de nuestro cuento de nunca empezar, era una tortura, una eternidad condenada al invierno helado sobre el cuerpo desnudo. Corría al lado tuyo pero mantenías la mirada al frente. Revolucionada, sudando y con las cicatrices a punto de estallar en chorros de sangre, te dije que quería comerte a besos y abrazarte, que vivo prendida fuego y que por vos ya dejé tres novios, porque no estás pero estás en todas partes. Te dije todo y quedé seca de palabras mientras seguías corriendo inmutable, altivo, con esa boca que tantas veces soñé arrancarte a mordiscos. Entonces frenaste. Te miré respirando fuerte. Me dijiste “gracias” y seguiste corriendo. Giré la cabeza y vi los cuernos de un toro.  

SOY TESEO

Gloria Fernández Sánchez

SOY TESEO
Soy Teseo y, vestido de blanco y púrpura, doy vueltas por el Laberinto. Lo creí de arriates, pero consta de vallas y maderas. La plebe ruge, porque desea y teme la llegada del Minotauro. La misión de mi vida es atravesarlo con la espada de bronce. Extraños nombres ante mis ojos: Estafeta, Ayuntamiento, Santo Domingo.
Sudo y corro siguiendo el hilo de Ariadna. Sintiendo que esto mismo lo han hecho ya miles de personas (doncellas y efebos en sacrificio). En una anchura, denominada Mercaderes, observo humanos con ojos expectantes y pies ligeros como dioses. Creen en un ser superior al que invocan como San Fermín. Uno ha caído. Quizá forman parte de un sueño, ya que entré solo. Por fin se abre una gran puerta. La empujan unos ciudadanos a quienes ellos llaman dobladores. Allí está, bajo las gradas. Su muerte o la mía. Y abandono el hilo conductor, pues ya no ansío el regreso. Frente a él, para el final aún no escrito en la batalla contra el Minotauro.
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LA AMISTAD NO TIENE PRECIO

Gloria Arcos Lado

El corredor se acercó al grupo de amigas que le iban a ver correr y les encomendó su carné de identidad con las palabras: «Si veis que no regreso a este mismo sitio tras la corrida llevadle mi DNI a la Cruz Roja para que sepan quién soy».
Las chicas, emocionadas, intentaron quitarle hierro a ese momento tan crudo, y le dijeron :
«Estaremos aquí esperándote para darte un beso cada una por tu estupenda carrera. ¡A ver como llevas el pañuelo!, ¿tienes ya el periódico para espantar a esas bestias formidables?
El joven, al ver que tenía quien se preocupara de él, se despidió con un alegre «Agur» mientras iba tomando sitio cerca de la calle Estafeta.
Y en apenas unos minutos, que a las jóvenes se les hicieron interminables, estaba allí, él, acalorado, lleno de sudor, y con un pequeño rasguño en el muslo que le había ocasionado uno de los animales cuando osó acercarse a retarle.
Preocupadas, las adolescentes le condujeron hacia la ambulancia más cercana donde le limpiaron la herida y le comentaron que en una semana estaría curado, pero que tenía que cambiar el apósito diariamente.
Una vez tranquilizadas le ofrecieron el beso prometido mientras se tomaban unas cañas.