XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


CORRER POR SUS SUEÑOS

Jasmin Ariana Choque Huarancca

Caminando por calles desconocidas vio un grupo de gente con ropa combinada. Todo se siente tan natural. ¡Oh, esa calle la vio en la tele! ¿Cuándo se puso un pañuelo rojo?, cada vez menos niños y más rojo y blanco. ¿Están corriendo? ¿Por qué están corriendo? -¿Qué haces? ¡Corre o te van a agarrar!- cierto, se escuchan pasos fuertes y ya sabe que son. Inmediatamente, hay uno más volviendo por donde llegó. La adrenalina corre, se tropieza, nadie ayuda, sabe que va a doler, ya siente la sombra y ruido de algo llegar… Abre los ojos. Está en una cama, aún hay adrenalina, pero está en una cama. Quizás no vaya a participar realmente, pero ya no puede esperar por su vuelo y poder verlo en vivo. 

CUMPLIR UN SUEÑO

Javier Sánchez Campos

Ella le llamó al teléfono. «¡Me he despertado sola en la cama!». Él, apretando los dientes, sonrió a la multitud de presentes que abarrotaban la plaza. Se preguntó cómo había terminado allí. «Cariño, ahora no puedo hablar». Desde su privilegiada posición veía las charangas tocar, los pañuelos rojos ondear al viento, los chavales a hombros. «Para ti nunca es el momento». Los mozos jalearon. «Lo hablamos en casa, cariño, estoy a punto de cumplir un sueño». El barullo iba en aumento. «¿Un sueño? Tu cuadrilla te va a costar el matrimonio. Siempre igual la noche de antes del chupinazo». Le tocaron un hombro y alzó la mano libre, pidiendo tiempo. «Esta vez es diferente. Te tengo que colgar». Le indicaron dónde se encontraba la prensa y le instaron a mandar un saludo. «Como me cuelgues, te aseguro que será la última vez que…». Volvieron a presionarle el hombro. «Cariño, no es lo que piensas». Miró de nuevo la plaza y tomó aire. «Qué excusa tienes para no estar en casa, a ver, sorpréndeme». Le pusieron un mechero en la mano y señalaron el cohete. «Pon la tele. No lo vas a creer». 

VAMOS SUBIENDO LA CUESTA

Javier Gonzalez Arevalo

Nuestra fiesta más internacional desde que tengo uso de razón. De niño, el único motivo por el que madrugaba en verano; de adulto el único motivo por el que no dormía. Ese espíritu y esa fiesta, como decía Serrat, que era capaz de juntar “al noble y al villano, al prohombre y al gusano, bailan y se dan la mano sin importarles la facha”, es simplemente mágico. Si bien el chupinazo es el desencadenante, el hechizo perdura durante toda la jornada, de gaupasa, hasta el día siguiente en el que todo vuelve a empezar. Chocolate con churros, pinchos, bocadillo de chistorra, kalimocho y pacharán, pero con “tx”. Una combinación extraña pero necesaria para exprimir cada momento del día.

Pocos acontecimientos he vivido yo en los que gente tan distinta, durante esos días, sea tan igual. Da igual de dónde vengas o cómo seas. Nuestro patrón siempre te recibirá para darte su bendición. No importa que no vistas de blanco o que una noche pierdas el pañuelo rojo. Habrá años mejores y otros distintos, pero todos dejarán una huella imborrable en tu memoria.