UNA BODA CELESTIAL
José Luis González Martínez
Sus uniformes sanfermineros de aquella mañana lucían un blanco excelso que cantaba más que un canario al sol. Blanco de novias, rojo de pasión. Cinco de julio. Parroquianos subiendo Estafeta, bajando Mercaderes… Las miraban alucinados.
De allí a San Lorenzo. Dentro, los bancos aguardaban vacíos.
Dame la mano, guapita. Vamos, sube, ale-hop…, agárrate a mí, grita conmigo, que gritar sí puedes: “San Fermiiín, queremos casarnooos”.
-Entonces… -inquiere Alazne
-Corre, que vienen los toros -bromea Maialen.
-¿Correr…?, no te burles.
-Tranquila, alguna píldora sacarán
Alazne le pega sus labios y Maialen los atornilla. Están sentadas. Sentadas una encima de otra. Alazne siempre encima, dejándose tocar, los pechos, los muslos… Sumisión para dejarse tocar. Libertad para escoger donde. Un poco de ambos. Mucha adoración, mucho placer.
-Has mejorado, preciosa, aquí, entre los muslos, ¡qué hermosos…! Otros sanfermines más, Alazne y van…
-Para, para…, déjame respirar…
-¿Respirar? Dime, ¿traes entrenado el encierro?, fondo, carreras cortas….
-¿Carreras cortas…?, corridas largas, eso he entrenado, acariciándote en la pantalla- Alazne ilumina sus ojos.
-Entonces, quieres saber cómo lo hizo -dice Maialen.
-Pues, claro.
-¿Recuerdas el cántico juntas?: “pero San Fermín que todo lo ve…, nos bendecirá…”. Entonces salió y nos bendijo. Será el primer santo que celebra una boda lésbica.
15 DE JULIO DE 2019
José Luis Foncillas Elso
No fue un 7 de julio cuando la vi, sino un 15 de julio.
Era 2019, acababa de vivir mis últimos sanfermines y había empezado mi particular ya falta menos huyendo de Pamplona en busca del mar y caí en Ondres, en una de esas playas inmensas de las Landas, donde puedes tirarte en la toalla alejado de gente a la que escuchar contar su vida a grito limpio (un 15 de julio necesitas silencio).
Caía la tarde, apuraba yo una cerveza en el chiringuito deleitándome con una puesta de sol fascinante, cuando se acercó ella con un cigarro en la boca y me pidió fuego en francés.
-Sí, toma
-Gracias.
-¿Hablas español? ¿De dónde eres?
-De Bayona, ¿Y tú?
-De Pamplona.
-Mira que bien, estamos hermanados.
-Sí. he venido a reposar aquí de 9 días frenéticos en San Fermín.
-Pues yo no he estado nunca en sanfermines.
-¿Que no? El año que viene vas. Yo te los enseño.
-¿De verdad?
-Prometido.
Le di mi número y se despidió con una sonrisa y un au revoir.
6 de julio de 2022. Recibo un mensaje.» Bonjour, soy la de Bayona. Estoy en Pamplona ¿te acuerdas de tu promesa de hace tres años?»
La cosa promete.
LA ESCALERICA DE SAN FERMÍN
José Manuel Maguilla Luna
Fue uno de aquellos torerillos de Triana que atravesaban el Guadalquivir a nado, dejando la ropa en la otra orilla, con las alpargatas y la chaquetilla amarradas a la cabeza. Así, completamente desnudos, se enfrentaban a los toros en los cerrados cercanos a Sevilla.
Tuvo algún éxito en su etapa de novillero, pero no llegó a cuajar y terminó siendo un buen banderillero.
Este año 2022 se conmemora el centenario de la plaza de Pamplona. En la inauguración estuvo él, siendo el banderillero más aclamado por el público. Ya había sido arrollado y pisoteado por los toros y los corredores, en la montonera que se formó a la puerta de la plaza, en el primer encierro de aquel 7 de julio de 1922.
También fue corredor. Había querido sentir lo mismo que aquellos corredores sentían en el encierro, con un periódico enrollado, para él, una hazaña comparable a la que protagonizaban aquellos torerillos de Triana, toreando a campo abierto, completamente desnudos y con la chaquetilla como “capotico”.
Él fue quien me inculcó su afición por los Sanfermines en mi infancia, allá por los años 60…, mi abuelo, al que recuerdo siempre celebrando su “Escalerica” de San Fermín: Uno de enero, dos de febrero…