Que los navarros somos gentes de costumbres es algo de sobra conocido. Y como no puede ser de otra manera, durante los Sanfermines dichas costumbres se repiten año tras año. Esta Semana Santa visitó Pamplona un amigo catalán al que solo había visto durante las fiestas. Lo primero que me dijo al verme fue: Que raro se me hace verte si no es en la txuletonada del día 8 de Julio. Y es que muchos años nuestras actividades sanfermineras son las mismas y en los mismos sitios.
Muchos llevamos años celebrando el almuerzo del 6 en el mismo sitio. Y generalmente el resto de cuadrillas con las que compartes el momento también son las mismas. La primera copa tras el almuerzo suele ser en el mismo bar todos los años y la gente que hay alrededor también. Repetimos todos los años el lugar de reunión con la familia para ver la procesión y el bar del primer pote. El menú de la comida del 7 no ha cambiado desde hace años. Por no hablar de las canciones de la sobremesa.
El patxarán para ir a los toros en el bar de siempre. En los toros, las mismas cuadrillas en las mismas localidades. A la salida de los toros, y si no sales con la peña, todas las cuadrillas tienen su bar fetiche. El dimasu, el día de la peña, el del jumelage con otras sociedades…El día de la marmota durante todos los años y siendo todos los días distintos. La ventaja que tiene todo esto es que difícilmente uno se puede perder.
Y quien no se ha llevado un sofocón cuando ve que uno de sus lugares de reunión, al que solo va durante los Sanfermines se traspasa o cierra por jubilación. Esto suele generar una sensación de cierta ansiedad en las cuadrillas: La búsqueda de un nuevo garito. Pero esto será tema para otro post.