Cultura


Llega la GALA…. ¡ABRACADABRA!

El otro día me pasó. 

Igual también te ha pasado.

Pelos como escarpias. Ganas de llorar.

Acababa de leer el mejor microrrelato de la historia del Certamen. No uno cualquiera. ¡El mejor!

No tenía dudas.

Lo leo otra vez. Más pelos como más escarpias. Más ganas de llorar de emoción.

Es magia.

¡Paren las máquinas! ¡Ya se disparó el txupinazo! No hay que esperar al día 6….

¡Vaya!…

Todos los años me pasa lo mismo…

Todos los años leo el mejor microrrelato de la historia del Certamen. No es nuevo. Es magia.

Qué bien te sientes con estas pequeñas obras de arte.

Y ¡qué grandes los magos que las escriben!

Nosotros nos limitamos a poner la chistera.

Este año hemos puesto la chistera de gala, porque cumplimos XV (quince) años. Más vale que era la chistera de gala porque ha recibido 673 obras. Historias de 673 magos.

Gracias a los magos como tú.

El próximo VIERNES 23 de JUNIO a las 19:00 (hora de Pamplona) y en el PALACIO DEL CONDESTABLE de Pamplona tendrá lugar la GALA de lectura de los 10 relatos finalistas de la XV (decimoquinta) Edición del Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín.

Estaremos encantados de que te acerques para verlo en vivo y en directo, pero si solamente quieres verlo en directo puedes podrás hacerlo desde aquí:

¡Viva San Fermín Gora!


Completando el cuadro (clasificados del 7º al 10º)

7º clasificado: «Si tú me dices ven» – Federico García Fernández

Lo nuestro fue amor a primera vista.

Eran las ocho de la mañana cuando nos conocimos en Santo Domingo. No la isla, sino la Cuesta.

Él parecía un lirio blanco, con la faja y el pañuelo rojos como dos lazos de amapolas.

Nos hablamos con la mirada.

Aunque andaba distraído con el periódico en la mano, supo cuáles eran mis intenciones. En silencio, sin apartar sus ojos de los míos, se alejó calle abajo hacia la plaza del Ayuntamiento.

Me cautivó su cuerpo juncal de media luna y su juego de seducción, queriéndome a su lado y apartándome de él.

Pero yo no me rindo tan fácilmente. Si quiero algo, peleo por conseguirlo, y lo persigo con todas mis fuerzas.

¿Estaría aquel mozo burlándose de mí?

No me gusta que me humillen.

Si no me quería, que me dejara en paz.

Así se lo dije en aquel callejón donde, al fin, le di alcance.

Fue entonces cuando él decidió coger el toro por los cuernos, pero ya era tarde. A San Fermín no le quedaban más capotes.

Le dije adiós para siempre, dejándole con mis astas una rosa de sangre en el pecho.

8º clasificado: «Besta doinuen ufadak» – Leire Retegi Fernández

Bada denbora franko esku artean izan ez duena, hatzak jira-biran dantzatu ez dituena edo barrualdera festa giroa darion haize ufadarik bota ez diona. Gaur iluntzean kaxatik atera du. Azkenaldian, gero eta gutxiagotan eraman ohi du besazpian, adinak nahi baino geldiune gehiago jartzen baitizkio bere kale-grinari. Eta ingurua asaldatu berri duen izurriteak, are gehiago. Baina iritsi da Estafetako kontagailuak gerturatzen ari zela hainbestetan gogoratu dion eguna. Baita Kale Nagusiko, Pilar, iruindar amorratuak ere. Aspaldi hasia omen zen joten doinuei hautsak harrotzen, ingurua berotzen. Turrillasen kantu mitikorik ere ez zen falta, goizero, azken asteotan.

Bezpera da. Biharamunean elkar hartuko dute berriro; beraiek eta jende askok, leku askotakoak. Nota bakoitzean gogoratuko du Xabier, duela 30 urte Txilera emigratu zuen lagun kuttuna, hura ere txistularia.

Kaxatik atera, trapuarekin pare bat astinaldi eman eta mahai gainean paratu du, barrenak emozioz betetzen dizkion Biribilketa de Gainza partitura alboan duela. Hau ere mitikoa, uztailak 6ko eguerdiro udaletxeko atarian eta “La Pamplonesa” bandaren altzoan jotzen duena, gainera. Goiz esnatu, zuri-gorriz jantzi, bapo gosaldu eta Navarreriatik beheruntz abiatu da oinak arin dihoazkiola, dantzan ia.

5:50etako iratzargailuak jo dio Xabierri, zapi gorria eta txistua hartu, eta ordenagailua piztu du. Esnatze goxoa gaurkoa.

«Soplos de tono festivo»

Hace ya mucho tiempo que no lo coge entre sus manos, que no hace bailar sus dedos en torno a él o que no le introduce un soplo de tono festivo. Hoy por la noche lo ha sacado de la caja. Últimamente, cada vez lo ha llevado menos veces bajo el brazo, pues la edad le obliga a interrumpir su afición a callejear más de lo que le gustaría. Y más todavía la epidemia que ha perturbado todo el entorno. Pero ya ha llegado ese día que el contador de la calle Estafeta tantas veces le ha recordado que se iba acercando. Y que le ha recordado Pilar, la de la Calle Mayor, pamplonesa acérrima. Ya hace tiempo que había empezado a quitar el polvo al sonido de las jotas, a calentar el ambiente. Tampoco han faltado estas últimas semanas, cada mañana, las canciones míticas de Turrillas.

Es la víspera. Al día siguiente volverán todos a hacer piña. Ellos y mucha otra gente, de muchos sitios. Con cada nota, recordará a Xabier, su amigo íntimo que emigró a Chile hace 30 años, él también txistulari.

Lo ha sacado de la caja, le ha dado un par de sacudidas con el trapo y lo ha dejado encima de la mesa, al lado de la partitura de la Biribilketa de Gainza, que tanto le sobrecoge de emoción. Canción esa también mítica, que toca en el zaguán del ayuntamiento el seis de julio al mediodía y, además, en el regazo de La Pamplonesa. Se ha despertado temprano, se ha vestido de blanco y rojo, ha desayunado bien y se ha dirigido Navarrería abajo mientras las piernas se le iban las piernas, casi ya como bailando.

El despertador le ha sonado a Xabi a las 05:50. Ha cogido el pañuelo rojo y el txistu, y ha encendido el ordenador. Bonito despertar el de hoy.

9º clasificado: «Cumplir un sueño» – Javier Sánchez Campos

Ella le llamó al teléfono. «¡Me he despertado sola en la cama!». Él, apretando los dientes, sonrió a la multitud de presentes que abarrotaban la plaza. Se preguntó cómo había terminado allí. «Cariño, ahora no puedo hablar». Desde su privilegiada posición veía las charangas tocar, los pañuelos rojos ondear al viento, los chavales a hombros. «Para ti nunca es el momento». Los mozos jalearon. «Lo hablamos en casa, cariño, estoy a punto de cumplir un sueño». El barullo iba en aumento. «¿Un sueño? Tu cuadrilla te va a costar el matrimonio. Siempre igual la noche de antes del chupinazo». Le tocaron un hombro y alzó la mano libre, pidiendo tiempo. «Esta vez es diferente. Te tengo que colgar». Le indicaron dónde se encontraba la prensa y le instaron a mandar un saludo. «Como me cuelgues, te aseguro que será la última vez que…». Volvieron a presionarle el hombro. «Cariño, no es lo que piensas». Miró de nuevo la plaza y tomó aire. «Qué excusa tienes para no estar en casa, a ver, sorpréndeme». Le pusieron un mechero en la mano y señalaron el cohete. «Pon la tele. No lo vas a creer».

10º clasificado: «Zorioneko paktua» – Imanol González Álvarez

“Aurten ezin izango dut zurekin sanferminetara joan; emaztegaiarekin Conilera urtero legez abuztuan joan beharrean, uztailean joango naiz, oporrak aurreratu baititugu.” Hitz horiek asmoa zapuztu zidaten eta beren oihartzuna daukat oraindik gogoan; zure hitzena, alegia, lagun maitea, bai eta bularrean sentitu nuen zimiko zitalaren oroitzapen mingotsa ere.

Ezin izan nuen onartu, eta, orduan, amesgaizto batean agertu zitzaidan. Gizon dotore bat besterik ez zen: ez adarrik, ez bizarrik, ez buztanik… Begietara begira, ahots gozoz, munduko jairik onenetan zurekin egun batez egoteko aukera eskaini zidan. Ez zen musutruk izango, ordea: «Zeri egingo zenioke uko aurtengo uztailaren seian txupinazoa zure lagun minarekin Iruñean entzuteagatik?»

Eskaintza onartuz gero, nire begiek ez lukete berriro ikusiko ilunabarraren edertasuna. Gau guztiak ilunak izango lirateke niretzat, ilargirik gabekoak; eta egun guztiak lainotsu, eguzkirik gabekoak. Nire usaimenak ez luke atzemango goizetan kafe egin berriaren usain atsegina. Nire azalak ez luke eguzki izpien epeltasuna inoiz gehiago nabarituko. Nire bihotzak ez luke berriz sentituko maitearen begiek nire begiekin topo egiten duteneko zirrara, ezta anaiaren besarkadak ekartzen didan lasaitasuna ere. Nire belarriek ez lukete ostera gozatuko txorien kantuez basoetan, ezta mendi tontor baten aire garbiak nire birikak beteko ere.

Eta gaur, Iruñean, txupinazoa entzun eta zure ondoan ikusi nauzula, badakizu zein izan zen nire hautua, lagun.

«Pacto dichoso»

“Este año no voy a poder ir a los sanfermines contigo, pues hemos adelantado a julio las vacaciones en Conil a las que solemos ir mi mujer y yo cada año en agosto”. Esas palabras me arruinaron el plan y su eco todavía resuena en mi mente, el eco, sí, de esas palabras tuyas, querido amigo, al igual que el amargo recuerdo del tremendo pellizco que sentí en el pecho.

No lo pude admitir y, entonces, se me apareció en una pesadilla. Se trataba tan solo de un señor elegante: sin cuernos, sin barba, sin cola… Mirándome a los ojos, me ofreció, con una suave voz, la oportunidad de estar un día contigo en las mejores fiestas del mundo. Pero no sería a cambio de nada: ¿“A qué renunciarías por escuchar el chupinazo el seis de julio de este año en Pamplona con tu mejor amigo”?

De aceptar la oferta, mis ojos no volverían a ver la belleza de los atardeceres. Todas las noches serían oscuras para mí, no tendrían luna, y todos los días estarían envueltos en niebla, sin sol. Mi olfato no sentiría el buen aroma del café recién hecho por las mañanas. Mi piel no volvería nunca a sentir la calidez de los rayos del sol. Mi corazón no volvería a sentir la emoción de los ojos de mi amante juntándose con los míos, ni la tranquilidad que me trasmiten los abrazos con mi hermano. Mis oídos no volverían a disfrutar más de los cantos de los pájaros en el bosque, ni mis pulmones a llenarse del aire puro de la cumbre de una montaña.

Y hoy, en Pamplona, al oír el chupinazo y verme a tu lado, ya sabes, amigo mío, cual ha sido mi elección.


Más relatos finalistas (clasificados del 4º al 6º)

4º clasificado: «Con dos días basta» – Ignacio Navarro Otano

Este año paso, si siempre es igual, con dos días basta, venga, almuerzo el 6 y a saco hasta aguantar, el 7 Procesión con la familia, vermuteo, comida con los padres, toros y el 8 para la playa, suficiente; ya está, reservado: del 8 al 14, espera, que este año por fin nos juntamos los primos y dijeron viernes 8, pues nada, cambio: del 9 al 14, ahora sí, uy, no, la comida con los del curro, dos años sin hacerla, hay ganas, quito otro: desde el 10, confirmar, cuida, cuida, que un día les prometí a los sobrinos encierro, Gigantes, Gorgorito, barracas -ya puedo preparar la cartera- y fuegos, cambiar, del 11 al 14, confirmar, continuar, quieto moreno, que en la Peña el Día del Socio va a ser muy especial, ojo… lunes 11 con los de casa, retroceder, cambiar, del 12 al 14, confirmar, güaitamoment, que el 12 conciertaco, por fin algo potable, p’atrás, escapada del 13 al 14, tampoco, pillamos entradas para la final de pelota del 13 y joé, la despedida de los Gigantes me sigue emocionando aunque me esconda con las gafas y diga que voy por los pequeños… cancelar todo: ¿está usted seguro? aceptar, cerrar, apagar… disfrutar.

5º clasificado: «De rebaño» – Jesús Gella Yago

La cerca de boca y nariz se abre y los microorganismos enfilan la cuesta de la garganta. Detrás, pertrechados de varas, van los ARN mensajeros y los vectores virales controlando la carrera. Las subunidades proteicas han levantado sólidas vallas para que los microorganismos no se desmanden. El trote es veloz al atravesar la membrana de las células consistoriales. En la curva de los bronquios se producen resbalones sobre la mucosa y las primeras caídas. Los anticuerpos, de un blanco inmaculado y empuñando periódicos enrollados, se turnan delante de las espigas en forma de corona de los microorganismos. Se acercan tanto como pueden, miran hacia atrás para medir distancias y conducen a la manada por la última calle. Su longitud favorece la inflamación y la fiebre. Los anticuerpos hacen un esfuerzo decisivo animados por la luz que baña el tramo final. Los síntomas se estrechan en el callejón y la entrada en el ruedo es recibida con música desde los tendidos. Los anticuerpos se abren en abanico, mensajeros y vectores cierran la marcha. La manada de microorganismos encara la sombra de chiqueros. Varas y periódicos guían a un rezagado. La puerta se cierra, la vida triunfa.

Y ahora sí… ¡arranca San Fermín 2022!

6º clasificado: «Desconexión fallida» – Juana María Igarreta Eguzquiza

Hoy es seis de julio, para mí un día más. Haciendo un ejercicio de control emocional, me he propuesto pasar de los sanfermines. Poner distancia me va a venir bien para centrarme en los estudios. Estoy orgulloso de mi decisión, “todo un signo de madurez” ha dicho mi madre.

Aquí estoy, tendido de sol. ¡Perdón!, tendido al sol quiero decir, pero es que la arena de esta condenada playa me recuerda demasiado a la de la plaza de toros. Cambio de tercio y me sumerjo en el mar, obviando la bandera roja. ¿He dicho roja? Las olas me persiguen furiosas con sus crestas astifinas… ¡Buf!, no sé si es el calor o la chirrinta de volver a correr en el encierro lo que me hace hablar tan raro. Me voy a tomar algo. Bajo una de las vitrinas del mostrador del bar no tardo en ver un plato de pimientos del piquillo; pero, ¡¿desde cuándo se parecen tanto a los pañuelicos de San Fermín?! Alguien descorcha una botella de champán, me tapo los oídos. Así no hay quien desconecte. Me vuelvo a Pamplona.

Estoy en mi habitación. Oigo la puerta de la calle. ¡Mamá todavía estoy muuuuy veeeerde!, grito mientras me visto de blanco.


Segundo y tercer clasificado

2º clasificado: «Por fin conozco a mi nieta» – Josu Álvarez de Eulate Navarlaz

Después de dos años de pandemia, hoy veré por primera vez a mi nieta. La pequeña Irune debe tener ya casi dos años. Supongo que habrá dado sus primeros pasos y tal vez hasta sepa decir alguna palabra. Nos hemos visto por el móvil, pero no es lo mismo. Recuerdo esas conexiones con sonido entrecortado e imagen difuminada mientras estaba encerrada en una habitación enana. Han sido dos años complicados. Al principio aproveché para hacer repostería y cociné unos churros como los de la Mañueta, pero gané unos kilitos y llegué a pensar que no volvería a entrarme nunca el impresionante traje rojo que llevo puesto. Tuve que ponerme a hacer gimnasia de forma desesperada y torpe. Tenía los brazos rígidos para hacer flexiones y no podía doblar el cuerpo en los abdominales.

Noto esa falta de ejercicio en estos primeros pasos, pero la ilusión puede con el cansancio. Unos ojos amplios y brillantes sobresalen entre la multitud. Debe de ser ella. Me agacho para saludarla y ella me ofrece su chupete.

—¿Cómo te llamas?

—Irune. ¿Y tú?

—Yo soy Braulia — respondo mientras giro con energía e ilusión en busca de los 9.236 niños y niñas navarros a los que todavía no conozco.

3º clasificado: «Picarona» – Carmen Remírez Barragán

Imposible que pasaran desapercibidos. Eran una cuadrilla de las que imponía. Bailaban como si nadie les mirase. Todo estaba lleno. Ocho cabezas. Muy de Pamplona, exigiendo su distancia de seguridad a la marabunta. Como si no fuesen Sanfermines y los cuerpos, mezcla maltrecha de sólidos y líquidos, se abrieran hueco como podían. De un primer vistazo, me gustó el que llevaba algo de barba. Aunque, bueno, había otro con perilla y pendiente que tampoco estaba nada mal. Quería acercarme hasta ellos, así que me puse a pensar en alguna excusa con la que romper el hielo. «Hola, me encanta ese gorro. ¿Dónde lo has comprado?». Sonaba simpática, sin ser desesperada. Es verdad que también había chicas, pero iban a lo suyo, y solo dos parecían marcar territorio. Unos eran pareja fijo, estaban cortados por el mismo patrón. Mismas expresiones, mismo uniforme blanco y rojo. La música comenzó a sonar de nuevo y bailamos. Vi mi hueco. Pero también a ella. Con dos coletas. Simpática y tan desesperada como para adelantarse a todos y colarse sin preámbulo entre sus faldas. Le tomó la mano, le dio un beso y, picarona, le entregó la primera su chupete. Orgullosa, se volvió a perder entre la gente.


Fallo del jurado del XIV Certamen de Microrrelatos de San Fermín

Estimados amigos y lectores, esta misma tarde a las 19:00 en el Palacio del Condestable de Pamplona, se ha hecho público el fallo del jurado del XIV Certamen de Microrrelatos, con los siguientes resultados:

Primeros tres clasificados:

Ganador: No me despeines por Milagros Arizcuren Balda.

clasificado: Por fin conozco a mi nieta por Josu Álvarez de Eulate Navarlaz.
clasificado: Picarona por Carmen Remírez Barragán.

Resto de finalistas:

clasificado: Con dos días basta por Ignacio Navarro Otano.
clasificado: De rebaño por Jesús Gella Gago.
clasificado: Desconexión fallida por Juana María Igarreta Egúzquiza.
clasificado: Si tú me dices ven por Federico García Fernández.
clasificado: Besta doinuen ufadak por Leire Retegi Fernández.
clasificado: Cumplir un sueño por Javier Sánchez Campos.
10º clasificado: Zorioneko paktua por Imanol González Álvarez.

Nuestra más calurosa enhorabuena a todos ellos, así como al resto de participantes en este XIV Certamen que nos han hecho disfrutar con sus trabajos.

Y sin más preámbulos, aquí tenéis el texto ganador al que seguirán la próxima semana el resto de textos en sucesivas entradas:

NO ME DESPEINES – Milagros Arizcuren Balda

¡Qué orgulloso iba! Llevaba a su hija a hombros, con el vestido blanco y un pañuelo rojo al cuello. La niña le enredaba los rizos con sus manos y él le decía “no me despeines y agárrate fuerte para no caerte”

Iban por la calle disfrutando del ambiente, la música, la gente que iba y venía de un lado a otro. Al cruzarse con la vendedora de globos cedió a los deseos de su hija y un poco más adelante le compró también una pulsera de colorines. Con las manos ocupadas la niña seguía revolviendo los rizos de su cabeza y él le insistía “no me despeines y agárrate fuerte para no caerte”.

Recorrieron las calles en busca de los gigantes, se emocionaron con sus bailes y escaparon de Caravinagre antes de que les atizase. Después en las barracas se montaron en los caballitos y la niña comió el barquillo del vino dulce.

Al atardecer, cuando estaban en la plaza del ayuntamiento su hija propuso ir a ver el encierrillo y le dio un beso mientras revolvía los escasos pelos de su cabeza. Él le contestó “no me despeines y agarra fuerte la silla de ruedas para que no me caiga por la cuesta”.