Miedo 4
Miedo es lo que refleja la cara del pobre muete al ser descubierto y acorralado por el kiliki a pesar del escondite que había encontrado para evitar el encuentro y que le salvaría de sus vergazos.
Esa mañana se despertó con un beso de su ama, como todas las mañanas, cuando su padre regresó de correr el encierro con los consabidos churros de la Mañueta y, todos juntos, desayunaron en familia. Le habían dicho que iban a «ir a los gigantes» y su ama le vistió de pamplonica de la forma más ortodoxa que pueda haber, blanca e impoluta la ropa, la camisa de manga larga remangada, el pantalón largo, las alpargatas sanfermineras, rojos el pañuelico y la faja, faja anudada a la izquierda, como debe de ser.
Todo iba perfecto mientras iba con su padre, bien en brazos, bien de la mano, viviendo la algarabía producida por la mezcla de las diferentes piezas que interpretan los gaiteros que acompañan a cada gigante y, aunque no las tenía todas consigo, mientras estuviese con su padre se sentía seguro.
Pero el destino es caprichoso y sin saber cómo se encontró solo y había varios de esos kilikis pegando a los niños con sus vergas, así que mirando en derredor encontró un refugio, refugio en el que no cabía uno de esos kilikis y allí que se parapetó a la espera de que se marcharan y poder así salir a buscar a sus padres.
En esas estaba cuando uno de esos «monstruos» le detectó, dirigiéndose raudo hacia él y entonces se percató de que su refugio era en realidad una ratonera que no le iba a facilitar salir airoso de esa peligrosa situación.
¿Logrará escapar el rubiales del kiliki?, ¿le atizará el kiliki el temido vergazo?, ¿acudirá su progenitor en su ayuda a tiempo para salvarle?, ¿será su progenitor quien hizo la foto? Dejo las preguntas en el aire, ya que no tengo las respuestas.