Creo que, pese a nuestras diferencias, los participantes de este blog solemos coincidir en dos de los males del encierro del siglo XXI: la sobredifusión mediática y el exceso de protagonismo de muchos «corredores».
Pues a mi juicio existe un tercer tema, que quiero sacar a debate, y que a mi juicio es un elemento consustancial al Encierro: el Morbo.
Todos los que amamos este acto, tanto como espectadores o como corredores, contestaremos, si nos preguntan, que preferimos un encierro rápido, limpio y con los toros bien arropados por los cabestros, a uno lento, con la manada partida y toros sueltos. MENTIRA PODRIDA. En nuestro interior sabemos que si hemos pasado la noche en vela hasta esa hora o nos hemos pegado semejante madrugón para poner la tele o visitar a la tía de Mercaderes, es porque esperamos que pase algo. Un toro caído, una cogida, sangre… Este morbo inconfesable es un elemento característico del encierro y multiplica su interés.
¿Ocurre lo mismo en otros espectáculos? ¿Vamos al circo esperando que el león se zampe al domador? ¿O vemos la Fórmula 1 con la esperanza de que Alonso se coma una curva? Creo que no.
En cambio, en el encierro, sí. Y para muestra un botón, de sangre mexicana de 2007. Ya os contaré si gracias a esta foto aumentan nuestras visitas. Morbo…
Lo que pasa es que ni el domador es un inconsciente que no sabe lo que hace ,ni Alonso es un borracho que se pone al volante de un coche para poner un riesgo su vida y la de los demas.Obviamente uno no desea el mal a nadie,pero si es cierto que hay dias que quieres que el Santo guarde su capotico para que haya unos cuantos sustos y la gente vea que esto es peligroso e incluso mortal.
Aparte del comentario de Pamplonudo, que tiene toda la razon. No me digais a mi, que no preferis ver un encierro en donde la manada se parte y los verdaderos corredores del encierro, esos que todos conocemos, van tirando del toro a golpe de periodico hasta la plaza. Para mi ese es el verdadero morbo del encierro, poder ver la pericia de los buenos corredores y no de todos esos desgraciados con camisetas estridentes,que utilizan para poder localizarse luego en prensa y television. un saludo.
Una cosa son los encierros bonitos y otra el morbo; a lo segundo me refiero. El año pasado fueron decenas las personas que se detuvieron a hacer fotos del charco de sangre que aparece en este artículo. Ya os digo, morbo absoluto.
Todavía recuerdo los comentarios de la Nebot, alterada el año pasado después de un encierro, pidiendo paso a Molés, para decir que había visto sangre en el suelo con sus propios ojos, y para destacar que la gente pasaba por al lado tan tranquila, como si nada.
Por cierto, muestra de todo lo que venimos hablando desde hace tiempo: este fin de semana ha estado en Tudela haciendo su programa matinal de radio Pepa Fernández (creo que es) en Radio Nacional. Pues bien, un pavo le estaba explicando las maravillas culinarias de Navarra, y cuando le dice que se está preparando un programa específico de sanfermines gastronómicos, coge la tía y le suelta sin rubor: «¿Sanfermines gastronómicos? Y que hay que hacer… ¿correr delante de los platos?».
Amigos, es lo que hay.
¿Cuantas veces en 27 años se han recreado Javier Solano y TVE en lo morboso del encierro?Volvemos otra vez al debate de las retransmisiones de Cuatro.¿Que quieren retransmitir?¿El encierro como acto tradicional o el encierro como espectaculo de las mejores fiests del mundo?Yo me apunto a lo primero
Muy bien pamplonudo, Javier Solano forever. El encierro donde toda la vida, en la 1ª y con alguien que entienda de lo que habla. No como los de la cuatro, que vienen aqui con sus despliegues de medios, nos plantan una grua en toda la estafeta con unos cables que parecia que iban a venir los bordini,s con sus motos y todo para que, si no sabian ni de que hablaban. Primero hay que documentarse y luego poner a gente que sepa del tema. Esperemos que este año, sean un poco mejores, yo seguire con Javier.
Un apunte para Flanagan: conozco al médico del equipo de Cruz Roja que atendía al mozo que perdía esa sangre que asustó a la Nebot. Lo que había sufrido era la fractura de los huesos propios de la nariz. Cuando el médico oyó eso, dejó que terminara la Nebot su espectáculo, se dio la vuelta al cortar y le dijo: «Tú, no me seas sensacionalista, se acaba de partir la nariz, ¿qué quieres, que no sangre?»