Cuesta de Santo Domingo, camino de la plaza Consistorial de Pamplona. 7 de julio. Un grupo de peregrinos franceses entra por Casa Seminario a la plaza del Ayuntamiento y grita a un fervoroso ‘sanferminero’ de los de blanco, rojo y ‘Navarra es tan pequeña que no se ve en el mapa’ pidiendo que les haga una foto. El hombre, un tipo de mediana edad, que arrastra la faja, no parece entender al francés. Me acerco y le digo: «te está pidiendo que les hagas una foto». «¡Ah! gracias», responde y raudo se coloca junto a los franceses, exactamente en medio del grupo, con la imponente fachada de la Casa Consistorial detrás. Entonces, me entrega a mí la cámara. El «salao» grita: «tira tú la foto y así nos haces a todos juntos» y yo,con cara de alucinado, no doy crédito al espectáculo al que asisto. Obedezco. Los peregrinos franceses resisten la embestida del lugareño para hacerese hueco y yo, la cornada. Ellos se dejan fotografiar entre la risa y los comentarios jocosos. Y el tipo, al terminar, para rematar su extraordinaria actuación se me descubre no como un listo sino como un filósofo: «Yo, fotos no sé hacer. Pero ya dijo alguien ‘sé tú mismo. Los demás puestos están todos ocupados», «el tuyo», por mí, «es el de fotógrafo. Y el mío, en el centro de todos los saraos». Gora San Fermín! digo por lo bajini y viva la madre que te parió.
¡Bienvenido!
Buen debut.
Bienvenido. Ojalá que por miucho tiempo.
Gracias por los buenos deseos y por la bienvenida.