Derechos de los silleteros


El otro día Toko Toko hacía un llamamiento a los silleteros que cada mañana acompañan a los gigantes y cabezudos en su deambular por las calles de la Pamplona vieja.

Esto me llevó a reflexionar sobre el particular, y al final llego a la conclusión de que no hay remedio, como tampoco lo hay para que en las reuniones de vecinos se consigan acuerdos en los que alguien ceda.

Porque es evidente que no se puede prohibir la presencia de personas con silletas de niños en el espacio público. Ahora bien, que no se pueda prohibir no sé si da derecho a los excesos que se cometen. Desgraciadamente vivimos en unos tiempos en los que mucha gente tiene totalmente asumida su nómina de derechos, pero elude cualquier tipo de obligación o responsabilidad. La mayoría de los que hemos acudido o acudimos con silletas a los gigantes tratamos de estorbar lo menos posible, pero es lamentable que cada mañana haya que aguantar las barrilas de esa pequeña parte de silleteros que consideran que estar en primera línea y mantenerse ahí en cada desplazamiento de la gigantada es su derecho inalienable principal del día. Cualquier comentario al respecto es interpretado como una afrenta, y la respuesta airada suele ir acompañada de empentones con la propia silleta o codazos al más puro estilo Estafeta 8:01 AM.

¿O estoy exagerando? Cuántas cosas se solucionarían si el respeto y la tolerancia estuvieran un poco más extendidos…