XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


«SINDROME DE LA PLAZA VACIA». (DE #SANFERMINESPARALOSDECASACASIENCASA A #MIENTRASYAFALTAMENOSALGOHAREMOS…)

Jesus Maria Irigoyen Redin

La visita de una nano-bicho, un tal Covi, suspende los Sanfermines. Dicen que es un mal sueño, dicen…Es sueño inconstante, ansiedad , pánico a la Plaza vacía, rara agorafobia.
El insomne imagina la Plaza Consistorial: La Pamplonesa, gigantes, kilikis, zaldikos, gaiteros, txarangas, todos, dispuestos en damero. Terrazas completas de personas con la enfermedad superada, agraciadas en sorteo previo. Balcones unipersonales, o con niños inocentemente inmunes o familias más unidas que nunca. Concejales e invitados, llegados por goteo desde calles posteriores…
En el balcón corrido, un Sanitario/a asoma, ata una mascarilla y prende la mecha…. Cohete y amazona salen disparados… !estalla la fiesta!
Sentimientos de siempre con sensaciones nuevas, música, alegría, blanco y rojo; abrazos inmunes, carnet sanitario mediante…
Imágenes cenitales de chupinazos proyectadas en los lienzos de las fachadas, invertidos los papeles: alborozos puntuales abajo y gentío abigarrado, bullicioso, en los planos verticales de los edificios.
Poco después, los protagonistas, ordenada y paulatinamente, salen por donde vinieron.
Los usuarios de terrazas continúan, !quién lo diría un seis de Julio!, sentados.
Si algún gigante lo desea, dispone de camión-taxi en la plaza detrás del Ayuntamiento.
El insomne exclama: !este año la plaza limpia!, e interioriza: mientras falta menos, algo hacemos, aunque… ya falta menos… 

LA LETRA CON SANGRE ENTRA

Gonzalo Prieto Barrera

Fui ateo. Ni mis padres con sus regaños ni el Rector del Colegio, Padre Cancino, fueron capaces de enderezar mis creencias y mi obstinada postura.
Graduado de bachiller por fin, auxiliado quizás por Satanás, errante me fui por el mundo extendiendo el milagro del diablo y, justo un día amanecí en Pamplona coincidiendo para rematar con las renombradas fiestas de un tal… San Fermín…
-… San Fermín…. ¡Qué risa..! – Gritaba en medio de la multitud rojiblanca. -… Es otro que no existe… – Iteraba pero ningún humano se me enfrentó y tuvo que haber sido un temible toro con astas infinitas que al oír mi ofensivo pregón, me persiguiera sin reposo por calles, senderos, plazas,…, hasta que finalmente una certera cornada me envió por los aires, atravesé nubes, la capa de ozono y finalmente llegué al cielo…
Cada año y por esta época, observo desde el firmamento y en primera fila todo lo referente a las fiestas sin pagar ninguna clase boleta para ver algo, ni extender siquiera una moneda para atrapar la mejor comida, ni pagar por el más fino de los licores, ni por desplazamientos en primera clase, ni alojamientos en hoteles cinco estrellas, gracias a Dios…