XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


MI MOMENTICO!

Beatriz Sádaba Chalezquer

Ese en el que en la curva del paseo del doctor Arazuri y la calle nueva, el santo morenico pasa en la procesión en su honor, después del paso de los gigantes, del paso de los cortejos de las distintas cofradías que cada año honran al santo, detrás de las autoridades civiles y religiosas, justo delante de la Pamplonesa que acompaña al santo en su recorrido por las calles de su vieja ciudad vestida de gala…justo en esa curva solemos esperar al santo y entonces es como si me sintiera interpelada por esa preciosa imagen. En ese momento…aunque haya cientos de chiquillos, unos llorando por culpa de Caravinagre, otros con ojos como platos por ver bailar a Braulia que da vueltas y mas vueltas y miles de vueltas y todos los padres y abuelos en cuyos ojos se ve emoción y nostalgia…en ese momento en el que se oye el repique de campanas porque nuestro santo patrón ya está en las calles es cuando me siento mirada… estoy yo, solo yo y el santo que me mira y me protege con su capotico. Él solo quiere que te pares a pensar: «y yo…que puedo hacer para q estas fiestas sean unas fiestas sin igual» 

LOS CIERVOS ESCONDIDOS

Beatriz De La Vega Salinas

En el corazón del Bosquecillo, protegidos por la noche y los arbustos, bajo unas lonas, un grupo de hombres africanos de ojos brillantes observan, en silencio, un cucharón de madera girando y girando en un puchero.
En el centro, la gran sacerdotisa, con su elegante vestido y sus alhajas doradas, remueve el guiso hipnótico, envuelta en aromas de comino, cúrcuma y cilantro.
Embriagados de recuerdos, esperan calmados su turno, con los platos de plástico vacíos entre sus manos.
Ajenos a los cientos de pikachus que sobrevuelan la churrería, la tómbola y el mercadillo.
Ajenos al volumen atronador de la canción del Venao y a las miles de sonrisas que estallan de alegría por San Fermín.
En la penumbra del parque de los ciervos han hecho un hueco en el tiempo y ocultos en su pequeño templo de tienda de campaña, celebran su propia fiesta.
Han adornando sus cuerpos esbeltos con todos los colores, para esta ceremonia sagrada de conexión con una tierra lejana y perdida.
Cestos, telas, collares y pulseras; esculturas de ídolos y animales de madera se amontonan en sus tiendas.
Son las ofrendas al universo mágico de esta comunidad errante y poderosa.  

¡OTRO AÑO QUE NO VOY!

Begoña Saez Saez

Pasé mi adolescencia planeando ir a Pamplona en San Fermín y nunca lo logré. Posteriormente, siendo más adulta y responsable, siempre aparecía uno de esos exámenes tardíos de julio y tampoco lo conseguí. Recientemente, he estado en esa ciudad por una consulta médica y de paso fui a conocer las calles del centro y la plaza del Ayuntamiento, de la que, acostumbrada a ver en el chupinazo, repleta de gente, solo pude expresar mis dudas de cómo podía caber allí tanta gente. También me sorprendió la cantidad de parques públicos, escenario coincidente con mis planes juveniles de pasar allí las pocas horas de sueño que iba a dedicar a mi cuerpo. Y, ahora, habiéndome alojado en un buen hotel y acudiendo a la medicina privada para tratar de mejorar mi vida, pensé con cierta tristeza lo triste de aburguesarse, sin quitar comodidad a la situación, aunque me sigue faltando la experiencia de aquellos sanfermines que pretendía vivir a tope, sin pretensiones, sin comodidades, pero con toda la ilusión que se tiene en esas edades mágicas. Y, confieso, cuando año tras año veo a gente en esa fiesta, que no es envidia lo que siento, sino añoranza de aquel momento que pude haber vivido.  

1967

Belén Gómez

Catorce chavales esperan con impaciencia. Es el momento que llevan imaginando desde que salieron de Madrid. Sólo piensan en correr. Correr como alma que lleva el diablo hasta perder el resuello.

Y sin saber cuándo empezaron, vuelan por las calles. Santo Domingo, Mercaderes, la curva de Estafeta donde uno casi se parte el cuello. Gritan. Ríen. Aúllan. Algo llevan bebido de antemano y se sienten poderosos.

Se adivina la plaza al fondo y delante… la Guardia Urbana…

—¿Qué se supone que hacen? —dice el guardia.

—Correr los San Fermines —dice el más lanzado. Y el resto contiene malamente las risas.

—Nos vamos a reír pero en el calabozo —dice el guardia.

Ahí se les muda el rostro a todos.

—Verá usted —dice el mayor— es que mañana tenemos que competir… que venimos al Campeonato de España de Atletismo…

—¡Somos buenos! —dice otro, y se lleva una colleja.

—Lo que sois es memos… —dice el guardia, pero le asoma media sonrisa— Al hotel derechitos. Mendrugos. Y no os quiero oír.

No se creen su suerte. ¡Jesús, María y José!… qué cerca del desastre.

El guardia cabecea.

—20 de octubre a las 2 de la mañana y seguimos rodeados de tontos.

(Basado en un hecho real) 

AMOR A LA VIDA

Belen Compains Beaumont Compains Beaumont

Paseaba por las calles de Pamplona, sería un 7,un 8 o quizás un 9 de julio. Me gustaba sentarme en un banco, de cualquier plaza o calle y mirar….solo mirar…la fiesta estaba allí y yo con ella. Había gente de todas las razas y pueblos ataviados algunos con sus ropas de origen,otros con pañuelico y los más de blanco y rojo.
Era mi momento de relajo y de sentimiento libre no sabría decir si era de amor a la vida..que se yo.
Luego había otros momentos en los que conectaba con el río de la fiesta dejándome llevar.
El 6 y el 14 los mejores días. Los más intensos ,se abre y se cierra un periodo que nos libera y nos identifica.
Viva San Fermín.Gora San Fermín.
Eskerrik asko izateagatik