Cuando te crees que ya no te puedes sorprender, llegas a la procesión de San Fermín de Aldapa, te apalancas en el cruce de las calles 2 de mayo y del Carmen, y descubre otro momentico de esos que tanto nos gustan.
Los gigantes se alejan ya doblando por Aldapa, y los dantzaris, con sus gorros floridos, arrancan cuesta abajo siguiendo su estela. Entonces, 8 ó 10 tipos se colocan en primera línea de playa, y los portadores del santo se paran estratégicamente. Todos llevan el pañuelico del Bullicio, sacan sus guitarras, ¿son una rondalla?, y… ¡oh Dios! ¡es la Aurora!
Glin glin glin, glin glin glin glin glin, glin glin, glin glin glin, glin glin gliringlin gliringlin, glin glin glin, glin glin glin glin glin glin glin glin glin glin, gliiinnn, gliiiiiiiiiiinnnnnnnnn…
Ya veo venir la primera estrofa: «Hooooy sieteeee de julioooo» ¿Eh? En las milésimas de segundo que dura el alargamiento de la última nota de la entradilla me doy cuenta de que no estamos a siete de julio… ¿cómo van a resolver el apuro?
Enseguida salgo de dudas, los morroscos carraspean y se arrancan vociferando: «Saaannn Fermííínnnnn dealdaaaaaapaaaaaa… sueeeeeeenan laas campanaaaaasssss… suuubeeennnn los coheeeeteeeess…..».
Muy bonito. Y ale, a echar un pote, eso si conseguimos avanzar algo entre la masa de gente.
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