Archivo por meses: noviembre 2021


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

LOS SANFERMINES SON UNA FIESTA AÚN SIN TOROS

Marcelo Medone

En el verano de 2019 —el último antes de la pandemia— recorrimos Europa en plan mochileros.
Habíamos salido de Buenos Aires en pleno invierno austral y habíamos tardado más de veinte horas en llegar a Barajas haciendo trasbordos. De Madrid nos fuimos a Barcelona, luego pasamos a Marsella, subimos a París, al país vasco francés y al país vasco español. Recalamos en San Sebastián. Entonces, mientras nos tomábamos un txakolí bien fresco frente a la playa, Ernesto me dijo:
—¡Vámonos a Pamplona, a ver los toros!
Lo miré con cara de asombro.
—¡Pero si en la Argentina está lleno de toros! ¿Qué necesidad tenemos de ver toros acá en España?
—Nos falta esto en nuestra lista de “Mil Cosas que Hacer Antes de Morir”, Pedrito querido. Que nos corran los toros. Y nos tomamos unas cervezas y brindamos con todas las chicas guapas de Navarra.
—Acá en Donostia también hay cerveza y chicas guapas.
Total que al final nos fuimos a Pamplona.
La ciudad estaba abarrotada. Terminamos en un hostel económico.
Nos vestimos de blanco, conseguimos unos pañuelos rojos y salimos a la calle.
De entrada, nos liamos con dos guapas locales.
Los toros no los vimos. Pero pasamos una semana de pura fiesta.
 

CIUDADANO KANE

Elena Olivella García

Ha muerto Charles Foster Kane, el magnate de la comunicación, en Xanadú, su mansión. La expectación en torno a su fallecimiento no se ha hecho esperar. Fuentes fidedignas dicen que la última palabra que ha pronunciado Kane, antes de pasar a mejor vida, ha sido “Sanfermines”. El mundo de la prensa, con Jerry Thompson a la cabeza, y la población en general, ansían desvelar el significado de esta enigmática palabra. Se especula que puede ser el título de una obra de arte, el nombre de una isla paradisíaca e incluso un código secreto. Cuentan que Kane tenía en la mano una bola de cristal en cuyo interior había la figura de un toro y al girarla caían unos triángulos colorados.
Algunas pertenencias de Kane están apiladas para echarlas al fuego y entre ellas, un pañuelo rojo que guarda unas anotaciones manuscritas en las que puede leerse: “No recuerdo haber sido más feliz y saborear la vida en toda su dimensión que cuando estuve en los Sanfermines. Sentí una emoción indescriptible, una sensación de camaradería que jamás he vuelto a experimentar, un despertar a la vida que ninguno de los lujos que me he podido permitir a lo largo de mi existencia me han dado”.

 


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

CITROËN 2CV

Fernando Javier Luis Baglietto González

En unas vacaciones de Julio, cuatro amigos nos metimos en un CITROEN 2CV, ya falta menos!!, gritábamos en el coche. Llegar y empezar a tomar crema de Pacharán, fue todo uno, enseguida nos enrollamos con unas australianas que estaban de muy buen ver, o así nos pareció a los cuatro. En fin, cada uno hizo lo que su acompañante quiso hacer, y allí, en nuestras tiendas de campaña que hacían las veces de hotel, nos amábamos horas y horas entre brazos y piernas.

La mañana nos pilló gripados y con resaca!!.
Nos vestimos muy rápido y corriendo nos situamos delante de la Casa Consistorial, que se encontraba a rebosar, nos hicimos un hueco y cantábamos todos a coro.
La Alcaldesa salió al balcón, dirigió unas palabras. Al encenderse el petardo y explotar, hubo una algarabía estruendosa. Cada uno tiró de su chavala, y corrimos para desayunar en La Perla, allí las australianas querían ver la habitación de Ernest, y ver desde donde veía a los astados pasar.

El encierro del día siguiente salió brioso, y ellas que nunca lo habían visto, querían bajar a la mañana siguiente, eran unas chicas muy valientes. Nosotros esperamos en la barrera y nunca más las volvimos a ver.
 

¡YO, EL TORO!

Mª Pilar Paulina álvarez Del Manzano Albiñana

¡Yo, el toro!

¡Soy de casta, bravo! ¿Y tú, corredor, quieres ganarme? ¡No me torees! Tienes querencia a pensar que tu inteligencia me dejará para el arrastre, porque crees que mi vigor anula mi destreza. Pero olvidas mi instinto y pinchas en hueso.

Turistas y pamplonicas nos esperan detrás de la barrera. “Te va a pillar el toro” te gritan. Pero tú, corredor, saltas a la torera y te refugias en el burladero; te vienes arriba. Me quedo desconcertado y no veo la curva de 90º de la calle Mercaderes, me resbalo y me cogen por los cuernos. Siento acoso y derribo. Pero cambio de tercio y empitono al nuevo corredor, le volteo orgulloso, al verme vencedor. Pero le dejo suavemente en el suelo, sin daños, porque la grandeza es de quien perdona.

 


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

VINO BLANCO, MARCHÓ TINTO

Iria Blanco

Después de la bronca con su hermano por no querer juntar sus cuadrillas para el almuercico, se dirigió orgulloso a sacar la ropa de la lavadora que él mismo, por primera vez, había preparado. Eso sí que se merecía un buen chupinazo. Tras el pitido que indicaba que el programa de lavado había finalizado y se podía abrir la puerta, sus ojos le hicieron entender que de aquello no lo salvaba ni el capotico de San Fermin.

Un envoltorio de sugus rojo fue suficiente para convertir Julio en Abril, ya que su traje blanco de mozo se había convertido en uno más propio de la feria de Sevilla.

“¡Pobre de mi!”. Exclamó mientras se tiraba el tempranillo de su padre por encima. 

A PAMPLONA HEMOS DE IR

Daniel García Rodríguez

Sus miradas se cruzaron en medio del clamor blanco y rojo, y cuando sonó el chupinazo ya se habían olvidado de todo lo que ofrecía la mejor fiesta del mundo. Eran los primeros sanfermines para ambos, pero ninguno volvió a acordarse de los encierros, las comparsas, los conciertos, las exhibiciones de tronzalaris y levantadores de piedra, el poteo, los churros y el calimocho. Al cabo de siete días repletos de orgasmos y promesas al oído que resonaban con más fuerza que los fuegos artificiales de la Ciudadela, abandonaron el hostal de la mano y seguían creyendo en la magia como dos almas inseparables.
Después llegó el compromiso, la mudanza, el baño compartido y los armarios separados, los horarios incompatibles, los abortos, los psicólogos, los celos, las peleas en público y los silencios en el dormitorio. Cuando al verano siguiente volvieron a Pamplona para celebrar su aniversario ya solo quedaba por decirse el último adiós.
Poco antes del chupinazo se dieron las gracias por todo, sin rencores ni odios imposibles de sentir en aquel ambiente incomparable, y cada uno se perdió en un mar de alegrías. Al menos en aquella ocasión podrían conocer lo mejor de la fiesta. 


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

DESPUÉS DE TANTO TIEMPO

Iñaki Girón Iturralde

Dos años.

24 meses.

731 días.

Después de tanto tiempo, he de confesar que resulta extraño volver a tener las ropas blancas y accesorios rojos preparados.

Después de una pandemia, de tantas perdidas, de tantos sacrificios tanto personales como comunes, sentir esta emoción desbordante, como un niño esperando la noche de Reyes, es confuso.

Después de los confinamientos, de las mascarillas, de las restricciones, poder sentarte con tu familia y tus amigos para disfrutar de un buen almuercico se siente irreal.

Después de las distancias sociales, de los cierres perimetrales, de los aislamientos, sentirse arropado por cientos de tus coterráneos parece un sueño. Pero no lo es.

Porque después del sufrimiento, después de la tempestad… vuelve la calma. Vuelve la ilusión. Vuelve el sentimiento mágico.

Porque después de tanto tiempo sin sentirlo, nuestro espíritu está de vuelta, con más fuerza que nunca.

Porque después de tanta penuria, del desamparo… todos nos juntamos de nuevo, con los mismos colores y las mismas ilusiones.

Porque un 6 de julio, a las 12 horas del mediodía, todos estaremos pendientes de un edificio, de un momento, de unas palabras mágicas que nos encienden el corazón.

¡Pamploneses! ¡Pamplonesas! ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!

Después de tanto tiempo, volvimos.
 

SEIS DE JULIO EN LA DEHESA

Alberto García Martínez

– En Mercaderes-Estafeta tenéis que trazar la curva más por el interior. ¿Lo veis? Las pezuñas no se agarran lo suficiente y ese es nuestro problema, año tras año. ¡Y no miréis a las cámaras! Imitad a los cabestros: ni una vez se van al suelo. Muuuuu

– Sí, sí, pero entonces ¿con un 3-1-2 o vamos cinco delante y Lucero se queda detrás? Muuuuu

– 2-3-1 y bien abiertos por las bandas… os lo he dicho y repetido más de una vez. A ver si estáis más atentos. Muuuuu. Ratón dale de nuevo al play que quiero ver la carrera de 2017. Mi primer año y me llevé cuatro por delante…

– Otra vez las batallitas del abuelo. Uf, que lo indultaron, que fue la estrella en la portada del Diario de Navarra, que le dieron pienso de primera… Muuuuu. Llevamos tres años entrenando y queremos acción y no nostalgias-, berrea Ceniciento.

– Tres años huérfanos de esas calles. La pretemporada ha sido larga en la dehesa. Por suerte, mañana es 7 de julio y van a enterarse de lo que vale un asta-, reburdea Gitanillo. Muuuuu 


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

1975

Ana Muruzábal Cuevas

Ella siempre se había dejado guiar por su corazón,
era de esas personas que prefería arrepentirse por jugársela,
antes que morir por miedo.

Esto le causaba muchos problemas,
era demasiado avanzada para su época,
y esto no gustaba en 1975,
cuando el mundo era únicamente para hombres.

Destacaba por ser una mujer guerrera,
noble,
y luchadora.
Nadie le decía que podía hacer,
cómo tenía que pensar,
o incluso cómo necesitaba sentir,
ella consideraba que ellos no tenían ese derecho.

San Fermín le hizo sacar todo esto,
le hizo sentirse libre,
y dar un paso hacia delante.

Se convirtió en la primera mujer en correr el encierro,
y no era pamplonica,
pero lo hizo con el mismo orgullo.

San Fermín le guio,
así como dice la canción,
y desde entonces,
las mujeres también forman parte de la historia,
son tradición,
coraje,
y ejemplo.
 

¿TE ACUERDAS DE AQUEL 6 DE JULIO?

Gurutze Irisarri Traba

Mientras su hijo John se encargaba de la barbacoa, el resto de la familia deambulaba por el jardín cerveza en mano mirando el reloj. Faltaba poco para las seis de la tarde. A Carlos la espera se le hacía siempre cuesta arriba. Nervioso e impaciente permanecía inmóvil frente al televisor. Y ella, a su lado, sonriente y ausente por culpa del Alzheimer. En el salón se colaban los gritos de sus nietos jugando y Carlos tuvo que subir el volumen para poder escuchar al locutor de voz aguardentosa. “Listen, sweetheart, here it is” le susurró al oído. El espacio mudo que habitaba entre ellos y a la vez los unía pareció, de repente, romperse. Al escuchar aquel “pamploneses, pamplonesas” atronador, Susan le agarró muy fuerte la mano y comenzó a llorar en silencio. En cuanto se lanzó el chupinazo y la alegría se desparramaba ya por cada rincón de la Plaza del Castillo, Carlos llenó las copas de ambos para brindar por esos segundos que volcaban de golpe la tiranía del olvido y le traían a la chica australiana de la que se enamoró un seis de julio de hace cuarenta y un años.