Archivo por meses: febrero 2011


Corre el Encierro con Google 5

Parafraseando a Barricada, podríamos decir que es el juego del toro y el ratón. Toro, porque con el juguetito del Google Maps, Earth, Street View o como se llame, puedes seguir el recorrido del Encierro a través de la pantalla de tu ordenador. Y ratón, porque debes ser hábil con él si no quieres estamparte contra las paredes o salirte por cualquier bocacalle. Pero el asunto tiene su gracia (eso sí, hoy has de estar bastante libre en el curro porque esto te llevará un rato).

Empezaremos por hacer clic aquí http://maps.google.es/

En el buscador teclearemos Cuesta de Santo Domingo 2, Pamplona. El 2 es importante, pues te muestra una foto del Street View. La avispada o avispado sanferminero advertirá que mira hacia la Rotxapea, con lo cual deberá jugar con el ratón y el círculo que contiene las flechicas si quiere tirar Santo Domingo arriba.

Y ahí empieza el show. Para avanzar, sitúas el ratón hacia adelante y le das al clic cuando se te aparezca una elipse blanquecina en las narices. Avanzarás, si lo has hecho bien, y encontrarás la verdadera Pamplona. Gente paseando, la hornacina de Fermintxo, los dominios de Gaupaseitor, la sorprendente calle Albalate del Arzobispo, vehículos municipales, edificios en obras. Plaza del Ayuntamiento te espera y, cuidado, enfila hacia Mercaderes que ya te veo que te quieres ir hacia el cajero cívico.

Pasarás por delante del Iruñazarra y, antes de estamparte contra los contenedores (que gracias a ELLA ya no están) tendrás que torcer con las flechicas hacia la derecha para seguir Estafeta arriba.

Ahí tienes sitio para correr sin miedo a desviarte, salvo que seas muy cotilla y busques el geranio seco de mi balcón con la esperanza de encontrarme ahí fumando en pelotas. Inténtalo.

Al final de la Estafeta, no hay forma de entrar en el Callejón. A mí me manda hacia el Labrit o la Estafeta alta. Si consigues ir hacia la Plaza de Toros, explícame cómo.

En fin, que puede ser curioso hacer este recorrido si no eres de aquí. O, si lo eres, también.

Bueno, os dejo, que me voy a recorrer el circuito urbano de Mónaco, a ver si me ligo a la Carolina.


1823 3

La frontera entre los siglos XVIII y XIX fue especialmente convulsa. Sin coger aire tras la guerra contra la Convención, se extendió la marea napoleónica y la subsiguiente guerra de la Independencia. Al poco, la firma de la Constitución liberal de 1812, abolida por el regreso de Fernando VII, abriéndose tiempos verdaderamente tumultuosos, con innumerables episodios de confrontación entre defensores de la Constitución y seguidores del monarca, con vaivenes hegemónicos de unos y otros que desembocaron en el año 1820 en la jura de la Constitución gaditana por parte del rey. (En ese momento, por cierto, Navarra pasó a ser provincia de España).

No obstante, las diferencias entre unos y otros se acentuaban por momentos, extendiéndose los desórdenes en una espiral que desembocó en la llamada guerra Realista.

Por temor a revueltas por la afluencia de gente, la autoridad todavía liberal de Pamplona prohibió poco antes de los sanfermines de 1822 la celebración de novilladas y otros espectáculos públicos, de modo que las fiestas de ese año se ciñeron a las solemnidades religiosas.

A primeros de 1823 el rey Luis XVIII de Francia decidió intervenir en la contienda del lado realista con el fin de restituir los poderes de Fernando VII.  El 7 de abril, el duque de Angulema, Luis Antonio de Borbón, cruzaba el Bidasoa por Behobia comandando a los míticos Cien Mil Hijos de San Luis.

Antes de eso ya estaba Pamplona bloqueada por tropas realistas. Los liberales se hacían fuertes dentro de las imponentes murallas de la ciudad. El asedio consistió en impedir el abastecimiento y las comunicaciones. Los retenes franceses aguardaban en Orcoyen, Badostáin, Labiano, Galar… Sin embargo, decididos a terminar con el sitio, en septiembre empezaron a bombardear insistentemente las murallas, logrando la capitulación el día 16 de ese mes.

En 1823 no hubo sanfermines.


Los Sanfermines y el deporte – Sanferminak eta kirola 5

Hoy voy a hablar del lado deportivo de los Sanfermines, ya que es bastante más importante de lo que nos parece.

No voy a tocar el típico tema del levantamiento de vidrio, ya que la posibilidad de que te pongan un vaso de cristal en San Fermín, es de prácticamente cero, y si lo hacen, es porque a continuación para pagarlo vas a tener que sacar todo lo que lleves en la cartera, visa incluida, y puede que hasta donar un órgano en el momento (que no sea el hígado, por razones obvias). Ni tampoco hablaremos de las tan típicas carreras de camellos de los feriantes, que tantas alegrías y peluches han dado a las noches pamplonesas.

Porque aunque no seamos conscientes, practicamos varios deportes durante las fiestas. Como espectador puedes disfrutar de exhibiciones de herri kirolak, o de partidos de pelota, pero a título personal también somos partícipes de numerosos de ellos.

Los Sanfermines en sí, se pueden considerar como una maratón, una carrera larga y exigente, que requiere preparación previa, y guardar fuerzas hasta el final. Todos conocemos a gente, que empiezan a tope y luego se desinflan rápidamente para retirarse a mitad de carrera por problemas estomacales o vacaciones pactadas con su pareja.

También puedes empezar el día con una bonita carrera en el encierro, o practicar el paracaidismo en la fuente de la plaza de Navarrería, aunque sin paracaídas.

El día que te toca llevar la merienda, es como los 3.000 metros obstáculos del atletismo, por la cantidad de ellos que hay que sortear para llevar todo a buen término. Empezando desde el día anterior, que aunque sabes que sería conveniente retirarte pronto a casa, justo es el día en que tus amigos  están juguetones, y terminas haciendo gaupasa, dianas y encierro incluidos. Cuando tras muy escasas horas de sueño, te despiertas, te acompañan un fuerte dolor de cabeza, un estómago bastante justo y enseguida los sudores fríos, pero hay que sobreponerse y  tras una ducha, sales a la calle, bajo un sol de justicia, donde descubres con estupor que el chino donde habías puesto las esperanzas para comprar los tenedores que se te olvidaron el día cinco, abre los 365 días del año y 24 horas al día salvo la media hora en la que lo necesitas. Además, cuando ya estás camino a la plaza, descubres que te has dejado la bolsa con los langostinos en la peña, y tienes que llamar a alguno para que te la traiga. Para colmo de males, cuando ves al tercer torero de la tarde espada en ristre, y tienes, cuatro bolsas entre las piernas, un amigo con el pan, otro con las servilletas, y empiezas a hacer señas a otro con el que habías apalabrado los tenedores, justo es el día en el que el toro cae tras, cinco pinchazos, media estocada caída y siete descabellos.

Pero si con algún deporte sanferminero me quedo es sin duda con el salto de altura, como podemos ver en el siguiente vídeo.

httpv://www.youtube.com/watch?v=DsIUALwzgBg


Somos decididamente »monárquicos» 9

Alguno ya estará poniendo el grito en el cielo al leer el título del post de hoy.
Tranquilos, que a estas alturas de la semana no quiero entrar en debates de corte político y contaros las bondades de monarquía o república.
No voy por ahí, sino que me refiero a la afición que tenemos a cantar en la Plaza de Pamplona, en pleno trajín taurino, la canción »El rey» del compositor y cantante mexicano José Alfredo Jiménez.

En este blog ya hemos hablado unas cuantas veces del tema, clasificando algunos la tonada como parte esencial de la corrida en la que se les pone la carne de gallina, mientras que otros afirman estar hasta las mismísimas narices de la misma y claman por la renovación del repertorio de la afamada coral de Tendido de sol.

Bueno, a mí es que igual me van las rancheras, corridos y demás, pero es que si no vocifero a voz en grito aquello de »no tengo trono ni reina…» con un vaso de sangría en la mano, es como si la tarde no estuviese completa.

Igual es que soy un punto aldeano, pero para aquellos que no se hacen a la idea, sirva este vídeo como muestra del ambientico que hay al entontar la susodicha.

httpv://www.youtube.com/watch?v=SQzlw-a9K7A&feature=related

Por cierto, para todos aquellos que se saben la letra a medias y solo aciertan a corear el estribillo, aquí tienen la pieza entera, ¡a ver si nos la aprendemos de una vez!

Yo se bien que estoy afuera
Pero el día que yo me muera
Se que tendrás que llorar
Llorar y llorar
Llorar y llorar
Dirás que no me quisistes
Pero vas a estar muy triste
Y así te vas a quedar
Con dinero y sin dinero
Hago siempre lo que yo quiero
Y mi palabra es la ley
No tengo trono ni reina
Ni nadie que me comprenda
Pero sigo siendo el rey
Una piedra en el camino
Me enseño que mi destino
Era rodar y rodar
Y después me dijo un arriero
Que no hay que llegar primero
Sino hay que saber llegar
Con dinero y sin dinero
Hago siempre lo que yo quiero
Y mi palabra es la ley
No tengo trono ni reina
Ni nadie que me comprenda
Pero sigo siendo el rey